DEFINICIONES

CNDH de Piedra

La CNDH de Rosario Piedra no ha dicho nada sobre el asesinato de dos sacerdotes jesuitas y un guía de turistas en una iglesia en Chihuahua

OPINIÓN

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Manuel López San Martín / Definiciones / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Ni un comunicado, ni un tuit, ni una palabra. Nada. La CNDH de Rosario Piedra Ibarra no ha dicho nada sobre el asesinato de dos sacerdotes jesuitas de 79 y 81 años, y un guía de turistas en una iglesia en Cerocahui, Chihuahua, en la sierra Tarahumara.

¿De qué sirve una Comisión que no sólo no está cerca de las víctimas, sino que les da la espalda?

¿A quién sirve una presidenta de la CNDH que llegó sin legitimidad y no trabaja para construirla, sino para confirmarse ilegítima?

Piedra Ibarra fue impuesta, y con el correr de los meses en el cargo deja en claro a quién responde, y no, no es a las víctimas. ¿Por qué no aparece para condenar atrocidades ni tragedias, mucho menos para acompañar a quienes sufren abusos?

Ni una palabra sobre la violencia desbordada. Ni una palabra sobre el homicidio de dos sacerdotes dentro de un templo católico, como tampoco la hubo sobre la violencia machista que asesina mujeres por su condición de género, o el desabasto de medicinas para niñas y niños con cáncer, o la masacre de integrantes de la familia LeBaron, Langford y Miller, en Bavispe, Sonora, en noviembre de 2019. Nada. La lista que se envuelve en silencio es larga. Al frente de la CNDH hay una estatua. Una piedra que no se inmuta. Y una roca que obstaculiza el camino de los derechos humanos.

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¿Alguien ha visto a Rosario Piedra Ibarra trabajando? Sus apariciones se limitan a eventos protocolarios, como el del pasado miércoles, cuando acudió al Campo Militar No. 1, a la ceremonia de apertura de archivos e instalaciones castrenses a la Comisión de la Verdad de la guerra sucia.

La ombudsperson llegó de manera atropellada a su puesto, entre gritos y jaloneos. Nunca debió participar en el proceso de elección, pues no cumplía los requisitos. Jamás debió ocupar el asiento que tiene, pues no alcanzó el número de votos necesarios. La votación que la ungió rayó en lo ilegal, y desde entonces poco sabemos de ella.

Rara vez da entrevistas, y a cuentagotas aparece en uno que otro evento público. La Comisión “informa” a través de comunicados, pero su presidenta vive escondida del ojo público.

Si su designación fue vergonzosa, su actuar no lo es menos.

Piedra Ibarra ya estaba marcada, y su camino a la CNDH manchado. En el cargo debía mostrar la legitimidad que se extravió en el proceso, pero lejos de hacerlo, ha corroborado las dudas sobre su imposición. Con su inacción, confirma las sospechas que acompañaron su nombramiento: llegó para estar frente a una CNDH omisa, que calla frente a los abusos y no está del lado de las víctimas.

POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
M.LOPEZSANMARTIN@GMAIL.COM
@MLOPEZSANMARTIN

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