LA NUEVA ANORMALIDAD

Polvos de aquellos lodos

Nostalgia del lodo es lo que experimenta quien ha accedido a un cierto refinamiento, ya sea estético, político, moral o todos

OPINIÓN

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Nicolás Alvarado / La Nueva Anormalidad / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

EL MARQUÉS: Si uno pone un pato en un lago en medio de los cisnes, verá que extraña su estanque y termina por regresar a él.

MONTRICHARD: ¡La nostalgia del lodo!

               —Émile Augier, El matrimonio de Olimpia

Difícil será encontrar en nuestros días a un lector de Augier, comediógrafo francés del siglo XIX cuyos vodeviles no lograron perdurar. Vivirá por siempre, sin embargo, en la segunda réplica de ese intercambio suyo –“La nostalgie de la boue!”, en el original–, expresión empleada en varios idiomas para referirse al anhelo de regresar a un estadio autoindulgente y poco civilizado, véase salvaje. Nostalgia del lodo –mejor aún, del fango– es lo que experimenta quien ha accedido a un cierto refinamiento –estético, político, moral, o todos– pero, lejos de procurarlo, suspira por un tiempo de mores más ásperas, más proclive a la violencia, a la satisfacción de apetitos y caprichos basales, al talante arbitrario y atrabiliario.

La expresión, que tenía años de no recordar, se me impuso la mañana de ayer mientras pasaba revista a la prensa mundial.

México. Aun si la imagen caricaturesca es ahora la de las corcholatas y no la del trajeado con capucha blanca modo Abel Quezada, la práctica política del “tapado” –y del eventual “destape”– sigue vigente en un país todavía hiperpresidencialista. La Línea 12 del Metro chilango es la nueva versión del Analco tapatío de los 90: un error técnico trágico, administraciones que se culpan unas a otras, opacidad, poca o nula rendición de cuentas. El SNTE y la CNTE como fuerzas clientelares corporativas; la educación: bien, gracias. Recesión, inflación, alza de precios. Un gobierno que busca centralizar y controlar al árbitro electoral. Una refinería en depredadora marcha.

Contingencia ambiental en la capital: viaje (en el tiempo) al país de los IMECAS.

Europa. Una potencia expansionista invade un país vecino merced a pretextos identitarios inventados; siguen un genocidio, una crisis de refugiados, una de desabasto de escala continental: hemos vuelto a los 40.

Estados Unidos. Amenaza real de derogación del aborto legal, lo que no sólo devolvería a ese país a los 60 sino que muestra que el conservadurismo moral sigue vivo, en la Suprema Corte como en la sociedad; uno tendría la tentación de tildar el feminismo militante de hoy de desmemoriado si no fuera por lo violento del encontronazo con la pasmosa realidad.

En la sección de espectáculos una crónica de la Gala del Met neoyorquino: el chic ha muerto, las celebridades –que no estrellas– acuden de pants rosa, topless con pintura dorada, disfrazadas de Estatua de la Libertad, y posan para Instagram. Lo único contemporáneo en la oferta noticiosa del día es cosmético.

Nostalgie de la boue. O, puesto de otro modo, qué poco aprendimos del siglo XX.

POR NICOLAS ALVARADO

COLABORADOR

IG: @NICOLOASALVARADOLECTOR

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