DISCULPE LAS MOLESTIAS

Votar, tres años después

La transformación hacia un horizonte más igualitario y despojado de las consecuencias de la corrupción que ha prevalecido en México, tiene más resistencias

OPINIÓN

·
Azul Alzaga / Disculpe las Molestias / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

A tres años de un gobierno que se abrió paso con la promesa de romper las principales cadenas de complicidad, que tenían secuestrado al país en casi cada uno de los terrenos sociales, políticos, económicos y culturales que lo conforman, ha quedado claro que la transformación hacia un horizonte más igualitario y despojado de las consecuencias de la enorme corrupción que ha prevalecido en México presenta más resistencias de las que pudieron calcularse.

Hay, en este momento, grandes retos que no han podido superarse, en donde la violencia, que no sólo es heredada estructuralmente sino activamente impulsada en algunas regiones del país, como signo de las mayores resistencias a la pérdida de control de grandes negocios, es uno de los peores lastres.

Siempre es pertinente preguntarse a quién y para qué es redituable esa violencia. Pero ahí está, conviviendo con un proyecto de largo alcance para atender causas, más que aniquilar síntomas. Los números hablan de que ha habido una respuesta, sin duda la disminución de violaciones a derechos humanos desde el Estado también. Aunque el Estado tiene más caras que el representante del Ejecutivo y ello, se siente.

Otras cosas han quedado claras también. A falta de espacio sólo mencionaré algunas.

A pesar de cuánto se nos intentó convencer de que la condición del país era inamovible, mucho ha podido construirse en este corto tiempo. Señales de ello son el triunfo de la universalización de derechos que no eran ni concebidos como tales y de cuyo testimonio hoy existe una población vacunada, un sistema de Salud en transformación, obras de infraestructura de las que en otro tiempo hubiéramos obtenido una barda, o un enorme negocio privado a costillas de nuestra contribución.

También se nos presentó la posibilidad de que el país sea capaz de convertirse en un centro de desarrollo y abasto interno, contra toda la lógica que impuso que estábamos condenados a la dependencia eterna de otros polos de desarrollo. Hoy podemos ver, de cara al desastre global que ha significado la guerra en Ucrania, la dimensión de ello.

Finalmente se ha empujado, también con enormes resistencias, a un futuro en el que la voz de la población en distintos escenarios, tenga un peso colectivo nunca ofrecido bajo modelos que privilegiaron el poder cupular.

La reforma laboral, las consultas ciudadanas y una eventual reforma electoral, son algunos de esos pasos en los que ahora, será fundamental la movilización de la propia gente, con un ánimo transformador, de construcción y de reivindicación de los derechos colectivos.

Y a tres años de que todo esto haya comenzado, hoy se nos pregunta: ¿te quieres bajar del barco o quieres seguirle por aquí? Yo por aquí, sin duda.

POR AZUL ALZAGA
PERIODISTA
@AZULALZAGA

CAR