El 8 de marzo ha trascendido no sólo las fronteras geográficas, consolidándose como una de las fechas más significativas socialmente a nivel internacional, sino que también sus efectos y exigencias se han expandido al interior de las naciones, es decir, de las ciudades al campo.
Puede decirse que, con esfuerzos sucesivos y de manera incremental, el #8M ha pasado de ser un día de conmemoración , a uno de acciones contundentes; de diálogo sobre la brecha pendiente para alcanzar la igualdad sustantiva; de movilizaciones para exigir una vida libre de violencia y, más importante , una jornada en donde se toman decisiones para hacer efectivo a todas de todos sus derechos.
Este #8M, México sumó a la serie de políticas en favor de la mujer una sumamente importante sobre el derecho a la tierra: la institucionalización de las Jornadas de Justicia Itinerante. Derivado de un convenio de coordinación, firmado el pasado 30 de julio por los integrantes del sector agrario, se han realizado diferentes acciones para implementar el proyecto Mujeres por el acceso a la tierra.
En específico, la Procuraduría Agraria ha participado con las ahora Jornadas de Atención a la Mujer Agrarista brindando atención afirmativa a mujeres en comunidades rurales e indígenas.
Esto con el propósito de que regularicen sus derechos de tenencia a la tierra, reciban una pronta administración de justicia agraria y, con ello, tengan mayor representación en la toma de decisiones sobre la tierra que ocupan.
Y es que las mujeres no son nuevas en la toma de decisiones sobre su comunidad: como menciona Barreiro en Las recién llegadas (1996), ellas siempre han deliberado sobre la salud, la vivienda, el bienestar y la educación de sus hijas e hijos.
Sin embargo, no es posible omitir los contextos diferenciados en los que se desarrollan sus actividades e interactúan con las instituciones. Por lo anterior, las Jornadas de Atención a la Mujer Agrarista servirán también para que las representaciones del Registro Agrario Nacional (RAN), en los estados, prioricen, con acciones afirmativas de género, la atención exclusiva a los trámites que realicen mujeres agrarias, destinándoles para ser escuchadas, el primer martes de cada mes y, con el sucesivo encuentro, lograr que se identifiquen los problemas que más las aquejan.
Para decirlo de forma clara: se consolidan instituciones que se adecúan a ellas. En suma, si bien existe una deuda histórica con la propiedad rural, la tenencia de la tierra y el acceso efectivo a poseerla para todas las personas, cuando de cada 10 personas con calidad de ejidatario, en un núcleo agrario certificado, sólo dos son mujeres, es posible argumentar que la justicia para ellas lleva años de desventaja.
Acercar la justicia, la certeza y las instituciones a las mujeres es una forma de garantizar y hacer efectivo el ejercicio de derechos.
El #8M trasciende entonces, con avances sucesivos y progresivos en la ciudad y el campo, del discurso y conmemoración a las acciones , y de éstas, a sus derechos.
POR MITZI PINEDA
ASOCIADA DEL PROGRAMA DE JÓVENES DEL COMEXI
@MITPINEDAC
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