LA ENCERRONA

Extrañar a Merkel

Putin le tiene mucho respeto a la excanciller alemana y, por más de tres lustros, supieron tener interlocución más allá del gas

OPINIÓN

·
Adriana Sarur / La Encerrona / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

“No sólo lo veríamos como una amenaza. Cambiaría la relación de la Unión Europea con Rusia”, Angela Merkel (acerca de la anexión de Crimea).

Hablar de guerras y epidemias globales parecía ser cosa de los abuelos, episodios históricos del siglo pasado. Sin embargo, la realidad vuelve a arremeter poniendo en claro que la historia es cíclica y debemos de aprender de ella para no repetir los mismos errores en la época actual.

Hoy se alcanza a ver una “luz al final del túnel” respecto a la pandemia provocada por COVID-19, gracias a los distintos programas de vacunación y por las experiencias adquiridas en el sector Salud, tanto en prevención como en reacción, y en las emergencias sanitarias venideras es previsible que las sociedades actuemos de mejor forma.

Pero, ¿la humanidad qué ha aprendido de la guerra? Al parecer no lo suficiente. En estas semanas hemos podido observar el conflicto entre Rusia y Ucrania, que, sin embargo, involucra al planeta entero.

Sin entrar a los detalles actuales ni a la historia de la región en disputa (la cual es vasta), lo que al principio parecía ser un amago por parte del presidente ruso, Vladimir Putin, en las últimas horas ha tenido inminentes tintes bélicos y, tras la declaración de independencia de las regiones separatistas y prorrusas de Luhansk y Donetsk —dejando de lado el Protocolo de Minsk—, así como el permiso por parte del Parlamento ruso para que Putin pueda llevar sus fuerzas armadas fuera de Rusia, las reacciones del mundo no se han hecho esperar.

El lunes por la noche, el Consejo de Seguridad de la ONU convocó a una reunión extraordinaria y urgente para analizar el conflicto, las sanciones y las posibles respuestas ante la posible invasión rusa en tierras ucranianas. Por su parte, Estados Unidos, la Unión Europea y Gran Bretaña comienzan a hacer válidas las sanciones económicas al Kremlin, mientras que el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, señala que, con esas decisiones, “Rusia está violando la soberanía y la integridad territorial de Ucrania y legalizando sus tropas en el Donbás”, mismas que ocupan el territorio desde 2014. De manera paralela, la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) se alista para una posible intervención militar en la zona.

Ante tal situación, inmediatamente salta a la vista la pasividad que se ha mostrado desde Alemania, si bien el primer ministro Olaf Scholz ha anunciado el bloqueo de la certificación del gasoducto Nord Stream 2 (ducto que transportará gas de Rusia a Alemania sin tener que pasar por Ucrania), no a dictado una postura concreta desde Berlín y sólo se ha limitado a mencionar que está “absolutamente de acuerdo con sus aliados”, por lo que sus críticos, dentro y fuera de Alemania, lo comienzan a tachar de “invisible e inaudible”. Lo que también resulta ineludible es preguntarnos si con la excanciller este conflicto sería encarado de manera distinta.

Con esto no quiero decir que “si Merkel siguiera como la mujer fuerte de Alemania y la UE esto no estaría pasando”, pero lo mostrado por el socialdemócrata Scholz ha dejado mucho qué desear, sobre todo el anhelo de volver a tener una lideresa de aquel talante en estas situaciones. Lo que sí es una realidad es que Putin le tiene mucho respeto a Merkel y, por más de tres lustros, supieron tener interlocución más allá del gas, los derechos humanos y de Estados Unidos. Hoy más que nunca el mundo extraña a Merkel.

POR ADRIANA SARUR
ADRIANASARUR@HOTMAIL.COM
@ASARUR

CAR