TRES EN RAYA

Agustín Carstens, también les arde

El nivel de despecho es tal, que en su mensaje Villamil ni siquiera tuvo cuidado en escribir bien “Carstens”, cambiándolo por “Cartens”

Agustín Carstens, también les arde
Verónica Malo Guzmán / Tres en Raya / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

‘Hasta lo que no comen les hace daño’, nunca tan cierto el dicho popular. Ante la distinción otorgada a Agustín Carstens, Jenaro Villamil, presidente del Sistema Público de Radiodifusión, no pudo hacer un comentario felicitando a un compatriota. Se limitó a mostrar su ignorancia.

Pero tampoco alguien de la 4T. Ni siquiera López Obrador se dignó a felicitar a un mexicano por haber obtenido el Premio de Economía “Rey de España”. Olvida que es el presidente de todos los mexicanos y que un galardón de esa envergadura podría / debería ser motivo de orgullo para todo el país.

Imposible ‘pedirle peras al olmo’ o, lo que es lo mismo, que salga una congratulación desde un grupo tan ensoberbecido como lo es la actual administración federal (y muchas estatales). Villamil en Twitter: “le otorgan el Premio de Economía Rey de España a Agustín Carstens, ex secretario de Hacienda en el calderonismo, ex gobernador del Banco de México. Cuando estuvo en @Banxico, el peso se devaluó 38% al pasar de 12.86 a 17.80 frente al dólar. ‘Fue un catarrito’”.

El hoy funcionario olvida, o hace como que no estuviera enterado, que Carstens enfrentó la aguda crisis mundial del 2008 y si bien el peso se devalúo frente al dólar, el manejo de la crisis no afectó tanto a México como se pronosticaba. De hecho, el gobernador del Banco mantuvo la inflación por debajo del 5% durante toda su gestión, protegiendo así la capacidad de consumo de las familias mexicanas.

El nivel de despecho es tal, que en su mensaje Villamil ni siquiera tuvo cuidado en escribir bien “Carstens”, cambiándolo por “Cartens”.

Unamos el reconocimiento conferido a Carstens con el enojo mostrado por Hacienda al respecto de la no elección de Gerardo Esquivel como nuevo presidente del BID. La nota de la SHCP muestra ignorancia en torno a cómo funcionan las instituciones internacionales y además hace evidente que un grupo de personas —poco profesional— quedó “ardido” ante la decisión de los países miembros del BID. Error por partida doble.

Lo peor es que, como ya comenté en este medio, Gerardo Esquivel posee todas las credenciales para haber sido el nuevo presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, pero las pifias cometidas por Relaciones Exteriores y por Hacienda empujaron a que nuestro vecino del norte se decantara por el candidato de Brasil.

En ese sentido, el reclamo que hace Hacienda debería dirigirse contra la misma Secretaría y el gobierno federal en su conjunto, no hacia el organismo internacional. Ellos fueron quienes dinamitaron la candidatura de Esquivel y lograron que no lo eligieran.

No deberían culpar ahora de su pésima estrategia y de su falta de oficio diplomático en esas lides a factores externos. Lo peor —insisto— es que México se perfilaba como el país a dirigir el organismo. Y obviamente no es la primera vez que, ante la derrota en un foro internacional, la 4T muestra no saber perder. Ya lo vimos con Hugo López-Gatell cuando México perdió en la votación ante la Organización Panamericana de la Salud; propuso un “voto por voto” cuando perdió la designación la candidata mexicana.

Sería interesante y saludable que el gobierno de la 4T explique el porqué únicamente cosechan fracasos en los foros internacionales; todas sus propuestas han sido desechadas. Tengo claro que no es por los candidatos, Esquivel es un magnífico funcionario, como en su momento lo fue Carstens, lo que hoy incluso se reconoce a nivel internacional. El asunto es la falta de oficio político y diplomático en la forma en que el gobierno mexicano se está relacionando en distintos foros. 

La diplomacia no consiste en tomarse “selfies” como hace nuestro Canciller, sea en el funeral de la reina Isabel II o actualmente en Qatar 2022. Consiste en escuchar, aprender y tomar en cuenta a los diplomáticos de carrera. Se trata de que el triunfo de otros, como fue el de Carstens, sea motivo de orgullo, de ejemplo, de impulso y no de ardor. 

Me temo que estamos ante una serie de errores que dan aviso, a nivel internacional, de lo que pasaría si Morena no gana la contienda presidencial en el 2024.

POR VERÓNICA MALO GUZMÁN
VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM
@MALOGUZMANVERO

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