Carla fue asesinada el 14 de agosto de 2018 a los dieciséis años, por su expareja y padre de su hija. A pesar de las confesiones y testigos que confirmaban que él la había matado y luego quemado el cuerpo de Carla, solo vio la cárcel por un periodo de 8 meses.
Graciela, su madre, no dejó de exigir justicia ni un solo día, después de encontrar los restos de Carla escondidos en el basurero. Y en unísono con la voz de Graciela, se podía escuchar también la rabia y el llanto de todas aquellas que han sido víctimas de feminicidio en un país donde ser mujer, puede costarte la vida.
Graciela, incansable, también encontró su muerte, la asesinaron al salir de su casa dos años después de la muerte de su hija.
Vivimos en un México donde las cruces de color rosa abundan, y en vísperas del Día de Muertas, es aún más doloroso advertir la indolencia de nuestro gobierno que se recrudece y aumenta ante esa estrategia de abrazos, no balazos que a nosotras, nos está matando.
En México se han registrado oficialmente los asesinatos de 13 mil 866 mujeres en el último decenio (2012-2022). Mucho se ha hablado de que la cifra oficial publicada por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) no refleja la realidad de la violencia feminicida, y el contador de feminicidios instalado en el Comité Ejecutivo Nacional del PAN, nos lo recuerda todos los días.
Son once mujeres asesinadas diariamente. El periodo más alarmante fue en esta administración, (agosto de 2021) con 108 feminicidios, siendo la cifra récord de los últimos años.
Si bien, las mujeres asesinadas no pueden ser vistas solo como números, la contabilización de los feminicidios nos permite no olvidar esa realidad latente y violenta que cada día es peor.
Graciela al igual que otras mujeres víctimas indirectas de feminicidio, mueren sin ver justicia de quienes fueron sus hijas, sobrinas, tías, hermanas o nietas. Todas y cada una de ellas tiene un nombre, apellido y una historia que contar.
Los obstáculos que enfrentan las mujeres al acudir a las “autoridades” convierten el proceso en un viacrucis. La limitada preparación de las y los funcionarios, los periodos prolongados de espera, el mal trato y estigmatizante a la víctima, el sometimiento a periciales deficientes, etc., impide un efectivo acceso a la justicia.
La falta de homologación del tipo penal en las 32 entidades federativas, concedió que entre 2012 y 2016 solo el 19% de los 9 mil 581 asesinatos violentos contra mujeres fueran considerados como feminicidios, a pesar de que los informes prueban que más de 7 mil mujeres fueron descuartizadas, violadas, asfixiadas o golpeadas hasta morir. Solo 1 de cada 5 asesinatos de mujeres se han juzgado como feminicidios.
Las autoridades estatales y federales no pueden seguir atendiendo de forma desarticulada estos y otros hechos donde las mujeres somos las víctimas, mucho se ha hablado de un Código Penal Único o federalizar el delito, una solución jurídicamente viable, pero que resulte efectiva, es la mayor añoranza de muchas y muchos mexicanos.
Hoy, en vísperas del Día de Muertas, recordamos a todas y cada una de las víctimas directas e indirectas de la violencia feminicida que se vive en México. Encenderemos nuestras 13 mil 866 veladoras, colocaremos nuestras ofrendas en homenaje a todas ustedes, mujeres que murieron trágicamente y que aquí, su madre, padre, hermana, hijas e hijos las siguen extrañando y esperando. Seguiremos recordando y levantando la voz por todas las que ya no están con nosotros.
Laura Esquivel Torres
Secretaria Nacional de Promoción Política de la Mujer en el CEN del PAN
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