PANORAMA INTERNACIONAL ANÁHUAC

De Bahía de Cochinos a Sebastopol

Seis décadas después, la historia, con sus lógicas variaciones por la diferencia del momento, parece repetirse

OPINIÓN

·
Pablo Bejarano Torrecillas / Panorama Internacional Anáhuac / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Como raza humana, para unas cosas hemos sido hasta cierto punto y en ciertos aspectos, una especie bastante inteligente, mientras que para otras, “inteligencia” no es precisamente el adjetivo adecuado.

Por un lado, hemos inventado hasta lo imposible para mejorar nuestra calidad de vida sobre la Tierra y descubierto lo que está más allá de la misma; por otro, producto de una mezcla extraña entre nacionalismo-patriotismo-egoísmo e ignorancia, hemos sido creadores de nuestra propia destrucción por medio de las guerras luchadas por aquellos que no las declaran.

Ejemplo de lo anterior, es el conflicto iniciado de manera más directa y agresiva hace ocho meses entre la Federación Rusa y Ucrania, aunque presente desde 2014 y que ha dejado (dependiendo el medio que se consulte y el país de origen de la fuente) un aproximado de 5,916 civiles muertos, 8,616 civiles heridos, más de 10 mil soldados ucranianos y más de 32 mil soldados rusos muertos, además del aumento a más de 100 millones de personas desplazadas alrededor del mundo, de acuerdo con los informes de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados.

Hace 60 años Rusia, entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), junto con Estados Unidos (EU)  se vio envuelta en la tensión más aguda durante la Guerra Fría al descubrirse que en Cuba (partidario comunista) había misiles nucleares apuntados en dirección a EU. El resultado, además de las tensiones diplomáticas: un bloqueo económico-comercial a la Isla.

Seis décadas después, la historia, con sus lógicas variaciones por la diferencia del momento, parece repetirse. Si bien en aquellos 13 días de 1962 el enfrentamiento fue únicamente diplomático, en 2014 y posteriormente en 2022, la prioridad ha sido el enfrentamiento directo entre las partes, dejando a la diplomacia y a todo lo que ella implique (convenciones internacionales) como último recurso, porque aquí el objetivo está claro: si no se anexa toda la península, al menos sí el corredor que da acceso directo a Rusia al Mar Negro por medio de Crimea.

Hace 60 años, la lucha era por la supremacía de una ideología sobre la otra, la Comunista sobre la Capitalista y su influencia alrededor del mundo. Ahora la ideología ha pasado a un segundo plano por la lucha económica, disfrazada tal vez por una ideología de identidad y pertenencia que, dicho sea de paso, poco importa a los líderes, aunque no por eso deja de causar sufrimiento, muertes y destrucción.

POR PABLO BEJARANO TORRECILLAS

LICENCIADO EN RELACIONES INTERNACIONALES, COORDINADOR EN LA FACULTAD DE ESTUDIOS GLOBAL

PAL