Literatura

Ofrece escritora la belleza de la anormalidad

Hija de una poeta y un filósofo, la joven escritora Xita Rubert, ganadora del prestigioso Premio Herralde de literatura, apela a la anormalidad cotidiana para contar nuevas historias

Ofrece escritora la belleza de la anormalidad
La escritora, nacida en Barcelona, ganó la más reciente edición del Premio Herralde de literatura. Foto: Anagrama

Con unos cuantos años de edad, Xita Rubert ya hacía pequeñas obras para sus familiares y amigos. A los 15 años, la joven escritora ya había ganado su primer premio, el Ánxel Casal de teatro.

Por eso no sorprende que, con solo 29 años de edad y dos novelas publicadas, Rubert se coloque como la nueva ganadora del Premio Herralde de literatura, uno de los más importantes en lengua española.

“Fue un honor tremendo, no me lo esperaba. Fue una sorpresa y sentí mucho orgullo por los personajes y por la historia. Porque yo la empecé a escribir pensando que solo me interesaría a mí, que era una historia y unos personajes raros, neuróticos, complejos, y con un punto inmoral.

“Que a mí me hacían gracia, pero uno nunca sabe. Y ganar el Herralde significaba que al menos al jurado del premio le había interesado o había visto algo en esa novela. Por otro lado, tuve un momento casi de duelo, porque la novela se publicó poco después y yo tenía que dejarla ir, ya no podía vivir inmersa en ese mundo de Key Biscayne”, cuenta Rubert en entrevista exclusiva para El Heraldo de México.

Entre letras y naturaleza

Hija del filósofo Xavier Rubert de Ventós y la poeta Luisa Castro, la joven novelista se dice inspirada por las letras junto a las que creció, pero también por los habitantes de la región rural donde pasó su infancia.

“Crecí con mi mamá y con mis abuelos maternos. Mi mamá es poeta, pero ella fue la primera persona de su familia en ir a la escuela y en ir a la universidad.

“Sí, era una casa llena de libros, pero también había un contacto muy directo con lo rural y con lo no intelectual, entre comillas, con lo no institucional o no lingüístico, y creo que ese contraste es algo que me influenció mucho. Tanto los libros como las personas que no están trabajando desde lo académico ni desde lo intelectual, sino desde otro tipo de vivencia”, explica.

En su casa familiar había letras de todos los tipos y libre acceso a ellas y, de acuerdo con la también finalista del premio Ana María Matute, eso cimentó su especial tono en la escritura, mismo que ha sido reconocido internacionalmente.

“Seguramente la lectura temprana de algunos libros que se supone que no son para niños. Yo recuerdo leer cuando era preadolescente un libro de Dostoievski y un libro de Platón, y los cogí así de la estantería y un libro de Ibsen, Casa de muñecas.

“Pero son perfectamente para niños también, porque no es que sean frases muy complejas, pero son ideas profundas sobre la vida, sobre la muerte, sobre el amor, sobre el futuro, sobre la familia, con las que uno si es niño y no tiene experiencia vital suficiente, se le quedan como si fuesen versos crípticos e incomprensibles y reaparecen más adelante, cuando uno ha vivido”, detalla

¿De qué trata su más reciente novela?

Una niña se muda con su padre y su hermano a una nueva casa, en Florida, donde nada es lo que parece en un relato que suma un fino sentido del humor con toques de misterio y surrealismo literario.

“Se titula Los Hechos de Key Biscayne y trata sobre una familia un poco estrambótica, un poco excéntrica, pero que se creen muy normales. Entonces, creo que el lector puede percibir la anormalidad, bueno, según el lector que esté leyendo.

“La novela empieza cuando por primera vez el papá tiene la custodia de los dos niños preadolescentes y se muda con ellos a Key Biscayne, que es uno de estos cayos un poco apartados del radar a veces legal, en Florida, en el sur de Estados Unidos, y a partir de ahí todo se va progresivamente al desastre”, explica Rubert.

Los Hechos de Key Biscayne está disponible en librerías de todo el país.

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