Fernando Ortiz ha logrado algo que ni el propio Miguel Herrera —en su segunda etapa— y mucho menos Santiago Solari consiguieron: que el americanismo se volviera a activar, a partir de lo que ve de su equipo en la cancha.
Sin embargo, cumplir con ese objetivo luce como algo más peligroso que a favor para el director técnico y su grupo de jugadores.
Hoy, el América se percibe como el equipo que sus aficionados pedían a gritos.
Hoy, este cuadro dirigido por Ortiz es avasallador, siempre busca ir al frente y potencia las cualidades ofensivas de sus individualidades para el bien de lo colectivo. Este América no solamente busca ganar, sino pasarle por encima a sus adversarios, humillarlos. No siempre lo logra, es cierto, pero su idea sobre la cancha es esa y cuando se conecta el equipo obtiene resultados como el 6-1 sobre Puebla, de la ida de los cuartos de final, o el 7-0 sobre Cruz Azul, en la fase regular de este Apertura 2022.
Se pedía a gritos un equipo avasallador, que fuera siempre a buscar vapulear al rival, a humillarlo y se habían tenido los entrenadores, en teoría, para eso, pero ni Miguel Herrera en su segunda etapa y, mucho menos, Solari lograron lo que ha hecho Fernando Ortiz, quien sabe que no puede ser calculador.
Pero nada de eso servirá, si no se corona en el actual campeonato.
Quedará de adorno, de una bonita anécdota la racha de partidos sin perder, el liderato y demás marcas que han alcanzado y todavía pueden alcanzar.
Será igual a lo sucedido con Solari, quien, por más que presumía la gran cantidad de puntos que sumó en los dos torneos que dirigió, no fue campeón, y eso terminó por dejarlo fuera del club.
El americanismo está orgulloso de este equipo, pero no se conforma.
Ya lo dijo el propio Miguel Layún, previo al duelo de vuelta de cuartos de final, frente al Puebla: “un equipo que marca una época es uno que gana títulos, no uno que queda en primer lugar”.
Sería un gran ridículo para el América no ganar el campeonato, después de ser el equipo que dominó su estilo y forma la mayor parte del torneo.
Y eso es lo que debe meter Ortiz en la mente de los jugadores, no dejarlos perder concentración.
Al final, esa también es una de las labores del entrenador, quizá una de las principales, y con las que se consiguen los títulos que acompañan las grandes hazañas.
Hoy, el americanismo ha despertado de nueva cuenta, gracias a este equipo, pero no, no es suficiente y eso los obliga a conseguir el campeonato.
POR GERARDO VELÁZQUEZ DE LEÓN
COLABORADOR
MAAZ