COLUMNA INVITADA

Última llamada

Una alianza entre partidos y ciudadanos sólo puede construirse con la argamasa de coincidencias en la visión de País, así como la confianza y la credibilidad en el honor de los actores que la promueven

Última llamada
José Encarnación Alfaro Cazares / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

México vive momentos cruciales para su devenir democrático. La transición democrática que tanto ha costado construir se encuentra en el filo de la navaja frente al riesgo de la restauración del régimen de Partido hegemónico y del presidencialismo absolutista.

El escenario político electoral de la Nación nos señala que la alternativa para frenar los despropósitos populistas del gobierno de la llamada 4T, es la construcción de un bloque opositor en el que participen Partidos y organizaciones de la sociedad civil, teniendo como eje articulador un proyecto alternativo de País y la construcción de un proyecto de gobierno de coalición capaz de convencer y motivar a la ciudadanía.

Porque ya no se trata sólo de sumar expectativas de preferencias electorales con el único objetivo de derrotar a Morena en las urnas. Para poder ganar las elecciones se debe derrotar primero a Morena con el proyecto y la oferta.

Una alianza entre partidos y ciudadanos sólo puede construirse con la argamasa de coincidencias en la visión de País, así como la confianza y la credibilidad en el honor de los actores que la promueven.

Por eso resulta muy grave la fractura que se presentó en la Alianza “Va por México” como resultado de la traición inferida por parte de la dirigencia nacional del PRI encabezada por Alejandro Moreno a los acuerdos de la coalición legislativa pactada con el PAN y el PRD. Y en este contexto el debate se debe ubicar en las causas de la felonía y no en los objetivos de la reforma constitucional con los que pretende justificarse.

En política todo comunica y la percepción genera opinión que deriva en juicios; por eso resulta inevitable no asociar los escándalos de bajeza ética y las denuncias judiciales de enriquecimiento ilícito que pesan sobre Alejandro Moreno, así como la solicitud formal de su desafuero, con el revés que se le infirieron a los compromisos legislativos suscritos con el PAN y el PRD, a quienes no se les brindó el más mínimo respeto a su calidad de aliados, para por lo menos pedir su opinión antes de presentar la iniciativa que generó la discordia.

La confianza del PAN y del PRD y de la sociedad en general sobre la dirigencia nacional del PRI que encabeza Alejandro Moreno está rota y no es posible reconstruirla, menos aún con las recientes declaraciones del Secretario de Gobernación, Adán Augusto López, que reveló supuestos acuerdos de Morena con el PRI.

Sin embargo, el interés por sumar al priismo en una efectiva alianza opositora está vigente. Hoy el PRI recibe la última llamada para replantearse su futuro político, para mantenerse con el vigor y fortaleza de una nueva oposición; o para aceptar el destino como Partido satélite de Morena. 

Por eso al PRI le es urgente diseñar y operar una reforma interna profunda, con una nueva dirigencia nacional que le brinde prestigio y proyecte certeza en sus compromisos.

Se debe iniciar cuanto antes el proceso ordinario de renovación estatutaria de la dirigencia nacional, para evitar que Alejandro Moreno pretenda, con procedimientos tramposos, permanecer más allá del término legal de su dirigencia, porque esto significaría la imposibilidad del PRI de integrarse a una nueva alianza opositora de Partidos y ciudadanos. Al tiempo.

POR JOSÉ ENCARNACIÓN ALFARO CÁZARES
COLABORADOR
@JOSEEALFARO

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