DESDE AFUERA

Simbolismo

La bipolaridad de la política exterior de México está obligada por geografía, economía y sociedad a tener una buena relación con Estados Unidos

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Hace casi medio siglo, en noviembre de 1972, como joven reportero de una agencia noticiosa internacional, testifiqué la espectacular llegada del presidente socialista chileno Salvador Allende a México.

"Allende, México te defiende", era uno de los lemas de una recepción marcada por la multitud que bordeaba la ruta que seguía la caravana de vehículos que transportaban a Allende y su comitiva, desde el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, hasta la residencia de la embajada de Chile en Lomas de Chapultepec.

El lema solidario era una obvia referencia al conflicto entre Estados Unidos y el gobierno allendista, brutalmente atacado por la derecha y virtualmente saboteado por posiciones y demandas de la extrema izquierda, que alimentaron al golpe que protagonizó el Ejército chileno con apoyo estadounidense.  

Era también la expresión de la bipolaridad tradicional de la política exterior de México, obligado por realidades de geografía, economía y sociedad, a buscar y mantener una muy buena relación con Estados Unidos, pero consciente de la importancia de mantener una identidad propia.

El recuerdo vale la pena, al presenciar el tipo de discusión que se ha generado por los invitados en los actos del 211 aniversario de la Independencia de México y Centroamérica, y a la "Sexta Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC)", el sábado.

El mismo lema aplicado a Allende podría repetirse respecto a la invitación, visita y discurso de Miguel Díaz-Canel, presidente de una Cuba que justifica sus problemas por el golpeteo de la política doméstica estadounidense y carente ahora de la mística de los Castro. México envió recientemente alimentos y medicinas a la isla como expresión de solidaridad.

En términos reales, lo más preocupante de la participación de un contingente militar venezolano en el desfile es que no haya habido uno similar de Guyana o Estados Unidos y colocado al país en medio de diferendos en los que quién sabe si debería estar. A veces los simbolismos pueden ser como purgas.

Pero al mismo tiempo, son expresiones simbólicas de independencia, tal como lo hicieron gobiernos anteriores cuando les pareció necesario hacerlos, aunque quizá con más fineza y menos encono por la manifiesta polarización de la sociedad mexicana.

Los vínculos reales o aspiracionales del canciller Marcelo Ebrard con la izquierda latinoamericana y española eran conocidos, así como la participación de su operador y actual subsecretario para América Latina, Maximiliano Reyes, de curiosas transacciones petroleras, con el Grupo de Puebla –donde figuran los líderes del "socialismo democrático" regional– y en el Consejo Consultivo del Centro Estratégico Latinoamericano de Análisis Geopolítico (CELAG), un grupo de análisis y asesorías vinculado con la formación española Podemos.

El problema sería si el recital poético pudiera costar la hacienda. Y no es así.

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS.
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM 
@CARRENOJOSE1

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