"Somos 15 por ciento de la población mundial. Eso es 1 billón de personas". Con esta simple, pero poderosa frase cierra el video promocional de la campaña WeThe15. Lanzada en el marco de los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 y bajo una de las coaliciones más amplias de organizaciones internacionales deportivas, empresariales, artísticas y de derechos humanos, esta iniciativa busca crear un movimiento global que coloque la inclusión de las personas con discapacidad como un asunto prioritario de la agenda internacional durante la próxima década.
El momento de su lanzamiento no es gratuito. Desde su inicio en Roma 1960, los Juegos Paralímpicos se han convertido en el mayor reflector para un sector de la población que en el día a día no cuenta con la misma visibilidad y reconocimiento. Más allá de la admiración y orgullo que provoca presenciar las hazañas de las y los atletas, este evento constituye un momento idóneo para favorecer cambios en materia de inclusión social.
Son muchos los ejemplos que prueban que en estos 70 años, los Juegos Paralímpicos han propiciado transformaciones estructurales que trascienden las fronteras deportivas, especialmente en países sede. En la actualidad, la construcción de ciudades accesibles en términos de movilidad y servicios públicos es un eje clave de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Sin embargo, décadas antes, Barcelona se convirtió en una de las urbes más accesibles de Europa, tras la organización de los juegos en 92, poniendo sobre la mesa desde entonces la urgencia de la inversión estatal en esta materia.
En 2012, Reino Unido puso un alto a la cobertura mediática limitada, estereotipada y sin perspectiva de derechos humanos que había caracterizado a los Juegos Paralímpicos mediante la contratación exclusiva de cronistas deportivos con discapacidad.
Esto abonó a un clima de representatividad al ejercer su poder de agencia dentro y fuera de la villa olímpica. Así mismo, utilizar las plataformas de los principales medios de comunicación permitió hacer un llamado implícito a resignificar las representaciones sociales que habitualmente se asocian a la discapacidad a millones de personas.
Finalmente, países como China y Brasil aprovecharon la coyuntura para crear marcos legales e institucionales de inclusión y accesibilidad en distintos ámbitos como el transporte, la vivienda y la educación, ampliando los derechos humanos de este sector.
Estos ejemplos conforman una pequeña muestra del poder catalizador y transformador del deporte, aunque también son un imperante recordatorio de que los pendientes que persisten en cuanto a la visibilidad, inclusión y representación de las personas con discapacidad no pueden salir a la luz cada cuatro años.
Los Estados mantienen la titánica tarea de eliminar toda aquella barrera física, social y simbólica que les impida desarrollarse en igualdad de condiciones. Al público, nos resta cuestionarnos, desaprender y construir nuevas narrativas desde una visión de igualdad y empatía.
POR RAQUEL LÓPEZ PORTILLO MALTOS
ESPECIALISTA EN DERECHOS HUMANOS E IGUALDAD DE GÉNERO. ASOCIADA COMEXI
@RAQUELLPM
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