¡Sestánpeliando! Vean:
A Dolores Padierna la elección en la Cuauhtémoc se la ganó una mujer cercana a Ricardo Monreal, Sandra Cuevas. Eso, sumado al resto de la catástrofe chilanga, molestó mucho al Presidente, de modo que ya no vamos a ver al señor Monreal echando el chilaquil con el licenciado, al que no le gusta que don Ricardo se enfrente con la que muchos dicen que, a pesar de todo, es su candidata a la sucesión presidencial, Claudia Scheinbaum, que en teoría se alineó con Lola y su marido, el profe Bejarano.
Que en efecto parece que hay distancia entre el Presidente y don Ricardo lo certifica esa lista que recitó el Tlatoani de los que podrían aspirar a relevarlo. Incluía —en serio— a la tía Tatis y Esteban Moctezuma, y no a él.
En cambio, podría incluir al legislador Noroña, que ya levantó la mano. Muchos se lo tomaron a mal en las filas cuatroteístas. Que ¡ay no mames!, pasaron a decir.
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La verdad, no es justo. Si de lo que se trata es de una sucesión congruente con los logros presidenciales, o sea de darle continuidad a esto, el tribuno es mucho más afín al estilo personal de gobernar del Supremo Líder que fifís aspiracionistas medio angloparlantes, como los otros presuntos contendientes. Desde luego, el Presidente es mucho más pudoroso con el uso de las toallas, pero peccata minuta.
Por otro lado, la presunta apuesta del Presidente por Claudia va en demérito de Ebrard, con todo y que lo habrá ayudado a traducir las referencias a Mussolini. Pasa que el canciller salió muy raspado con el reportaje del New York Times sobre la Línea 12.
Como Mario Delgado, al que John Ackerman, marido de la secretaria de la Función Pública, zarandeó hace unos días en una columna. Que por Morena hubiera votado hasta Calderón, si no fuera por el pinche Delgado, dice con otras palabras el Doc Doc, cuyo cuñado, Pablo Amílcar Sandoval, aspiraba a relevar al mejor amigui de Mario, Macedonio, en Guerrero, con su ayuda y la de su esposa. Lo que, evidentemente, no parece haber puesto muy contento al Presidente con Irma Eréndira. Uy.
Claro que hasta los peores rivales encuentran coincidencias en este régimen. Por ejemplo, tanto la jefa de Gobierno como el canciller habrán estado muy contentos de que defenestraran a Gatell, al que no le tendrán muchas simpatías porque no está padre dedicarte a gestionar vacunas y armar campañas de vacunación para acabar con 600 mil muertos.
Ojo: el doctor todavía tiene amigos. Los moneros-intelectuales de La Jornada dicen que es una joya. Me parece imprudente. Porque cuando uno deja de servir de pararrayos, como el doc, lo que está es a una rayita de servir de chivo expiatorio. A ver si no tienen que echarse para atrás, carnales. Órdenes son órdenes.
Sí: en la 4T sestánpeliando. Y eso que arrasaron en la elección y están felices, felices, felices.
POR JULIO PATÁN
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