COLUMNA INVITADA

¿Y usted, ya está preparado para pagar más por el gas y la luz?

En marzo, el gas L.P. aumentó 37%. Las gasolinas subieron 11% y alcanzaron precios récord. El gas natural subió 7%. Y la electricidad, “solamente” subió 4% respecto al año anterior.

OPINIÓN

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Fausto Barajas/ Colaborador/ Opinión El Heraldo de México

En marzo, el gas L.P. aumentó 37%. Las gasolinas subieron 11% y alcanzaron precios récord. El gas natural subió 7%. Y la electricidad, “solamente” subió 4% respecto al año anterior.

Esa es la mala noticia.

La peor es que esto va a seguir así, y va a disparar los precios de toda la economía hacia arriba, pues hablamos de insumos que usan todos los sectores productivos.

Veamos los datos. En marzo de este año se registró la mayor inflación mensual para un periodo similar en 22 años. El aumento de precios fue de 0.83%, por arriba del 0.41% promedio que se había registrado en los meses de marzo entre 2000 y 2020.

Visto de forma anual, la inflación registrada en marzo ascendió a 4.7 por ciento, por arriba de la banda objetivo del banco de México que está entre 2 y 4%.

El aumento de los precios se explica principalmente por los aumentos a los energéticos.

Esto significa que una familia que compraba su tanque de gas de 20 kilogramos en 340 pesos el año pasado, hoy tiene que desembolsar 460 pesos para adquirir el mismo producto. Es así como el proceso inflacionario reduce el poder adquisitivo de los hogares.

El incremento de precio del gas L.P. obedece a varios factores, como el incremento de costos logísticos en la cadena del gas, el aumento de la demanda por cambios de hábitos derivados de la pandemia, la inercia de precios de la temporada invernal y la onda gélida que afectó a los Estados Unidos y al norte de México.

Sin embargo, también hay otros factores de carácter estructural, como la falta de competencia en el mercado del gas y las prácticas monopólicas absolutas en el mercado, por las cuales la COFECE emitió un dictamen en el que señala la probable existencia de colusión.

Queda claro que, en la medida en que haya mayor competencia dentro del mercado energético, habrá más opciones para los consumidores, así como mejores condiciones de compra en precio y calidad de los productos y servicios.

El panorama de mediano y largo plazo no pinta nada bien para las familias mexicanas, porque las políticas del gobierno actual conducirán a un desabasto de energía. Aparejado al desabasto, como todo producto o servicio escaso, las energías tendrán un precio más alto en el mercado, afectando así al bolsillo de los mexicanos, en especial de los que menos tienen.

El gobierno ha ahuyentado la inversión privada nacional y extranjera en el sector energético con la cancelación de las rondas petroleras y las subastas eléctricas, el conflicto con los constructores de ductos, la destrucción del mercado de certificados de energías limpias y con la reciente modificación de la ley de hidrocarburos que contiene elementos expropiatorios.

Esta política ha evitado que los empleos en el sector aumenten, y ha impedido que más inversiones lleguen y generen empleos, así como que se diversifique la matriz energética del país hacía energías limpias, restringiendo además la competencia en el sector.

Así que todos tendremos que irnos preparando para la escasez y la inflación que se avecinan, algo que no había sucedido bajo los gobiernos de Fox, Calderón ni Peña Nieto.

Difícil seguir diciendo que todos los presidentes son iguales, ¿no lo cree?

POR FAUSTO BARAJAS
ESPECIALISTA EN INFRAESTRUCTURA
@FAUSTOBARAJAS

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