La migración de centroamericanos hacia Estados Unidos se ha convertido en un problema político para el gobierno del presidente Joe Biden, pero es también resultado de una crisis económica, social, política y ecológica cuya solución tomará generaciones.
"Ninguna cantidad de dinero tendría un impacto sin la voluntad política en esos países y los compromisos de sus sectores privados y de la sociedad civil", dijo Juan Gonzalez, a cargo de América Latina en el Consejo Nacional de Seguridad estadounidense.
"Muchos migrantes que llegan a la frontera de Estados Unidos desde Centroamérica lo hacen debido a "una élite depredadora" que está vinculada a una serie de problemas en sus países de origen", anotó el funcionario durante una entrevista con la Radio Pública Nacional (NPR) estadounidense.
Eso es cierto. Pero también es correcto recordar que una buena parte del problema es responsabilidad de Estados Unidos, y que la explicación del tema es un avance, pero no una solución del problema actual, que se focaliza en la frontera México-EU y se extiende a los límites entre México y Guatemala, y de Guatemala con Honduras.
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Con todo, en alguna medida refleja tanto el cambio de la política estadounidense respecto a migración como de su visión de la región.
De aquel famoso "es un hijo de p... pero es nuestro hijo de p..." que definió la actitud estadounidense durante la "Guerra Fría" a la crítica expresada por González hay literalmente un océano de diferencia.
Claro que en la declaración del asesor del presidente Joe Biden puede verse también un argumento defensivo ante las críticas internas a la política migratoria de su gobierno, pero igualmente se nota una señal del cambio de actitud respecto a la idea del país sitiado que auspició el gobierno de Donald Trump.
El hecho es que el tema migratorio se ha convertido en un problema político para el gobierno Biden. Por un lado, es un tema de enorme simbolismo para los estadounidenses, pero también en un sinónimo de crisis, tanto por el hecho en sí, como por su decisión de cancelar las restricciones impuestas por Trump, que provocó el inmediato ataque de sus adversarios.
Los republicanos aseguran que las promesas de Biden fueron el disparador para nuevos intentos de centroamericanos a movilizarse en caravanas hacia Estados Unidos, a través de México.
Pero la verdad sea dicha, si bien el deseo —o necesidad— de mejores condiciones de vida, de mejoría económica o de lograr recursos para mejorar la situación familiar, a través de remesas, es una causa de la migración, los centroamericanos enfrentan, además situaciones adversas de política y ecología.
El gobierno Biden ha prometido invertir cuatro mil millones de dólares en un programa de ayuda para resolver las causas de la migración, en el que espera participarán otros países, incluso México, que se ha visto convertido simultáneamente en nación emisora, de paso y receptora de migrantes.
En todo caso, el problema migratorio no va a desaparecer en el corto plazo.
Por JOSÉ CARREÑO FIGUERAS.
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1
dza