COLABORADOR

Félix a conveniencia

Los actores políticos que se sienten ofendidos por la sentencia popular contra el senador deberían de exigir las condiciones mínimas de legalidad para todos

OPINIÓN

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Héctor Serrano/ Colaborador/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El caso del senador Félix Salgado Macedonio no debe de ser visto desde un solo ángulo, pues entre sus muchas aristas, además de reflejar la descomposición de nuestro sistema judicial, también queda exhibida la forma tan ambigua en la que ejercen sus convicciones diversos actores políticos, quienes linchan o exoneran según la conveniencia.

¿Cómo puede alguien enfrentar denuncias de violación durante años, sin que la autoridad judicial se pronuncie por su culpabilidad o inocencia? Se supone que la justicia debe de ser pronta y expedita, la falta de probidad no solo vulnera a las víctimas, sino también al acusado en el supuesto caso de que fuera inocente.

El interés superior siempre será que las víctimas tengan acceso a la justicia, pero todos (nos guste o no), tienen derecho a un debido proceso. La falta de certeza en nuestro sistema judicial es el mayor problema que enfrenta el estado mexicano, se sigue percibiendo que la justicia es selectiva y proclive para ayudar al poderoso.

Ante la falta de una sentencia judicial, la opinión ciudadana realizó un juicio mediático contra el senador (este sí fue pronto y expedito), y ya lo condenó; Félix Salgado es culpable a pesar de que pueda demostrar lo contrario, para ellos, el que siga libre, demuestra la impunidad que vivimos, no confían en sus autoridades.

Sin quererlo, el senador se convirtió en una “víctima” de la estrategia de su propio grupo político; la de declarar culpables en los medios sin juicio previo. Todos los días se esgrimen acusaciones sin sustento que han ayudado a socavar la credibilidad de nuestra justicia, no debería de sorprenderles, lo que está pasando es un reflejo de sus acciones.

Los que defienden la inocencia del senador por no existir una sentencia condenatoria, señalan que las acusaciones son producto de las intrigas de sus adversarios, y aunque pueden serlo, su credibilidad queda en entredicho porque también son los primeros en aplaudir el linchamiento de los contrarios.

Antes de emitir un juicio, los actores políticos que se sienten ofendidos por la sentencia popular contra el senador deberían de exigir las condiciones mínimas de legalidad para todos; que la ley se aplique sin distingo, que las instituciones no sean utilizadas para perseguir a los adversarios y que toda persona tenga acceso a un juicio justo.

Miembros ilustres de la 4T hoy son retratados de cuerpo entero, defienden o atacan a Félix Salgado según convenga, pero voltean para otro lado en temas similares; no han señalado con la misma fuerza otros casos de corrupción evidente, ni han tenido el arrojo para defender a perseguidos políticos, aunque es notoria la falta de probidad en su proceso.

Nos acercamos peligrosamente a la elección intermedia, donde seguramente la justicia volverá a ser utilizada políticamente. Nada más que no se quejen cuando las cosas se volteen.

POR HÉCTOR SERRANO AZAMAR
COLABORADOR
@HSERRANOAZAMAR

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