AYER PENSABA DISTINTO

La oposición que quiere perder

El PAN, como primera fuerza de oposición nacional, tendría que estar enfocando sus esfuerzos en recuperar bastiones locales

OPINIÓN

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Fernanda Caso / Ayer pensaba distinto / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: FOTO: Especial

La palabra oposición se ha convertido en un concepto tan usado en la discusión pública que rara vez nos detenemos a preguntarnos lo que significa o, siquiera, si significa lo mismo para todos. Dividir al país en dos ha sido un logro comunicacional indudable del presidente López Obrador. Colocándose a él y sus aliados bajo la etiqueta de la “4T,” todo lo que está fuera puede ser considerado oposición bajo su esquema.

Esta falsa nitidez en la división le ayuda al presidente en sus discursos, pero más que eso, ha logrado engañar a muchos de los propios críticos del presidente, haciéndoles creer que todos a su alrededor tienen los mismos incentivos. La tragedia es que, después de un largo juego de expectativas, lo único que podríamos ver en los próximos meses es una enorme desilusión porque, aunque parezca extraordinario… hay una oposición que prefiere perder.

Para ilustrar el asunto tomemos como ejemplo el estado de Morelos, gobernado por el exfutbolista Cuauhtémoc Blanco. Blanco llegó al poder bajo la alianza PES-PT-MORENA en 2018 y es hoy el gobernador peor evaluado del país, con una aprobación que ronda el 20%. En el 2021 no habrá elección de gobernador en Morelos pero sí se renovarán los demás cargos locales y diputaciones federales. PES y Morena volverán a ir juntos en las contiendas de 9 alcaldías incluyendo Cuernavaca (la capital y joya de la corona). El escenario parece perfecto para “la oposición”: con un gobernador que todo el estado reprueba y una alianza a la cual castigar con el voto, la oposición podría hacerse del gobierno de Cuernavaca y de los municipios prioritarios, de la mayoría en el congreso local y de los 5 distritos federales del estado. Claro… eso si “la oposición” fueran solo los votantes que quieren sacar a Morena.

Pero en la realidad, los partidos de oposición tienen incentivos muy distintos. El PAN, como primera fuerza de oposición nacional, tendría que estar enfocando sus esfuerzos en recuperar bastiones locales y Cuernavaca sin duda es uno de ellos. Pero para esto, es necesario pasar por los comités estatales. A la cabeza del Comité Estatal de Morelos está Juan Carlos Martínez Terrazas, quien tiene bajo su control el presupuesto público del partido, la nómina del Comité y el control de las afiliaciones y expulsiones de militantes. Con estas herramientas, es muy fácil mantener el control de los apenas 3,682 miembros que conforman el padrón local. Ya sea por medio de designación o de votaciones de militantes, él decide las candidaturas.

Pero Juan Carlos sabe que ese poder se pierde si un verdadero opositor gana Cuernavaca bajo las siglas del PAN, porque entonces el nuevo alcalde se convertiría en el referente del partido y tendría mecanismos para desplazarlo. Dado que en su círculo cercano no hay quien tenga liderazgo suficiente para ganar una elección tan grande, lo cómodo para él es, pues, asegurar posiciones para sus cercanos y dejarse perder.

En esa lógica, Terrazas ha afianzado las mejores candidaturas para personas sin liderazgo externo pero con mucha lealtad: sus hermanos, quienes tendrán la primera posición de regiduría de Cuernavaca, la diputación plurinominal federal y el distrito más competitivo de mayoría. Para la alcaldía de Cuernavaca, el candidato que quiere poner Terrazas es Luis Urióstegui, quien después de navegar durante años entre el PRI y PRD, en 2018 compitió por la vía independiente y se manifestó abiertamente a favor de López Obrador y de Morena.

El plan de Terrazas es perfecto. Si Urióstegui gana la alcaldía, muy probablemente jugará con Morena y no se meterá en la vida interna del PAN. Además, subirá los votos para Acción Nacional y con eso el presupuesto del partido que Terrazas maneja. Si pierde, los Terrazas mantienen el control que tenían y aunque la oposición ciudadana se quede sin posiciones el en gobierno, ellos mantienen su pequeño terruño de poder.

Lamentablemente, la historia de Morelos no es la única así. En todo el país, los partidos están quebrados, los incentivos están mal colocados y los ciudadanos que exigen ver un cambio probablemente se quedarán con las ganas de ver opciones que los representen en la boleta.

POR FERNANDA CASO
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@FER_CASO
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