ANOREXIA CEREBRAL

Nostalgia

A punto de terminar el año, y después del tsunami sentimental, hemos empezado a evolucionar, para disfrutar de las pequeñas cosas que con nada se pueden comprar

OPINIÓN

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Tesi Tafich Romo / Anorexia cerebral / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

Me gusta pensar en la nostalgia, y mientras pienso en ella suena Experience, una melodía de Ludovico Einaudi.

Estos días de correr porque se acercan las fechas decembrinas, las fiestas, las cenas, los regalos, las posadas. El tráfico en la Ciudad de México se convierte en una pesadilla, como esas que vivimos cuando los zapatos nos quedan incómodos y nos llenan los pies de ampollas, y sentimos que no podemos dar ni un paso más, pero al final siempre llegamos.

Sí, al final como seres humanos, tenemos esa capacidad de llegar siempre. Pero ¿a qué precio? ¿Cómo estamos llegando hoy al final de este año? "De nada sirve que el entendimiento se adelante si el corazón se queda atrás", dijo Baltasar Gracián. ¡Cuánta razón tenía!

Después de este tsunami de vivencias colectivas, hemos quedado desnudos y expectantes frente a este año que empieza. Vivimos cambiando de piel: la infancia, la adolescencia, el inicio de la vida laboral, la vida en pareja, aquellos sucesos que han marcado nuestras vidas… Y cuando suceden estos cambios, aunque nuestro cerebro se rehúsa, nuestro corazón se llena de nostalgia y nuestra razón sabe que no hay marcha atrás, que solo nos queda continuar y mirar para adelante pues es momento de entender y asumir los nuevos retos que están por venir, y que a pesar de ser los mismos, sabemos que nos estamos convirtiendo en otros.

Hoy estamos viviendo un cambio de piel colectivo, ¿cómo será ésta nueva? ¿Cómo se sentirán los pies sin ampollas? Desapolillar los viejos recuerdos no sirve de mucho, es momento de descubrir una nueva epidermis con más visión y menos tareas obligatorias.

Presiento un gran cambio de consciencia, una nueva piel, más elástica, más sensible, más viva que nunca, enfocada en disfrutar de las pequeñas cosas, de esas que con nada puedes comprar.

Estoy segura que en esta nueva oportunidad, los zapatos nos quedan mejor, la consciencia se ha expandido y hemos recordado que a veces en el corazón, la lógica no encaja bien, pero es el instinto que nos muestra las nuevas carreteras mentales. Es hermoso recordar que la grandeza del ser humano está en su fondo, en esa fuerza que aparece en el momento en el que más la necesitamos. 

Esa voz que nos dice que sí, que la vida vale la pena vivirla para volvernos a equivocar y rectificar. Para crecer y aprender de otros, lo que nosotros no sabemos.

Se acaba el año; mi intención es que el 2022 nos regale sabiduría para aprender a conocernos a fondo, para recordar las capacidades que viven en nosotros y conquistar una vida plena.

Deseo que seamos capaces de conducir nuestro camino sin esperar a que los otros lo dirijan. Es momento de enfocarnos en la maravillosa oportunidad que se nos brinda para renacer, y pedir que la razón y la voluntad suenen al mismo tiempo, pues como dijo Baltasar Gracián: "De nada sirve que el entendimiento se adelante si el corazón se queda atrás".

POR TESI TAFICH ROMO

COMUNICÓLOGA

@TESITAFICH

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