En el poder siempre han sido significativas las sillas en eventos públicos del presidente: Julio Scherer, quien siempre ocupó la primera fila, apareció en su último acto con López Obrador hasta la última, en un salón de Palacio Nacional, y en las horas siguientes se confirmó su salida de la Consejería Jurídica. Por una silla también se desató la pelea a muerte entre el propio Scherer y Olga Sánchez Cordero, cuando la exsecretaria de Gobernación no lo consideró para una reunión del presidente con todos los ministros de la Corte.
¡Lo que debe desatar, entonces, la silla en torno al mandatario, cuando se aspira a la sucesión presidencial! Más, cuando quien ocupa el primer cargo político del país ya destapó, con más de tres años varios nombres, dejó de lado otros —aunque éstos habían levantado la mano para buscar la candidatura— y cuando hay suspicacias de que López Obrador, como en los viejos tiempos del PRI, tiene a su mero alfil tapado para que no se desgaste y sólo hace creer a algunos personajes que pueden llegar.
El asunto viene a cuento porque, este martes, dos de los suspirantes aparecieron en la mañanera, nada más que no tuvieron el mismo privilegio de sentarse ambos en la primera fila del podio en el que suelen aparecer los funcionarios que lo acompañan en sus conferencias. Para Claudia Sheinbaum se dispuso una silla en la primera fila, junto al mandatario, quien a su izquierda tenía a Adán Augusto López, titular de Gobernación.
A Marcelo Ebrard le tocó sentarse en la silla de atrás, justo a espaldas de la jefa de Gobierno. Curiosamente el canciller Ebrard se levantó 15 minutos antes de que terminara la conferencia y abandonó el salón en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento, cuando le preguntaban a López Obrador cuál sería la estrategia de la CDMX y de la Federación para atacar la incidencia delictiva.
El tema de las sillas no es propio de periodistas a quienes se les señala de ver moros con tranchetes, sino en la clase política, aspiracionistas a cargos más altos, o quienes son parte de un círculo inmediato a estos. En los pasillos políticos se escucha de manera constante, pero pocos se atreven a decirlo.
Germán Martínez, coordinador del Grupo Plural en el Senado, aunque no ha renunciado a Morena, está cerca de Monreal y Ebrard —con ambos traes asuntos, sí— se puso enérgico y sin tapujos exigió aclarar si “el mitin” de hoy en el Zócalo será el destape formal de Sheinbaum como candidata presidencial, para empezar a contarle sus actos de precampaña.
Será importante escuchar el informe por los datos que dé o temas que se evadan, pero para las otras lecturas será importante observar hoy el uso de las sillas y sus ocupantes, así como estar atentos al discurso del presidente, sobre todo lo que se lee entre líneas.
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Uppercut: A Rosa Icela Rodríguez nada mal le fue al comparecer ante diputados y posicionó la narrativa lopezobradorista, al asegurar que la estrategia de “abrazos no balazos” ha funcionado.
POR ALEJANDRO SÁNCHEZ
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MAAZ