DESDE AFUERA

Una buena reunión, pero no tanto

Bajo cualquier punto de vista, la participación de AMLO en la cumbre norteamericana fue un desarrollo positivo y da razones para optimismo

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El desarrollo más lógico, pero más sorprendente de la reunión de la semana pasada entre los presidentes Andrés Manuel López Obrador, de México, y Joe Biden, de Estados Unidos, fue el evidente deseo de irse a lo general, evitar detalles y propiciar una relación más cercana.

Era lo más lógico porque ambos países tienen profundos vínculos de todo tipo, sean geopolíticos, sociales, económicos o comerciales: comparten cadenas de producción y problemas de delincuencia, están unidos por lazos de sangre y cuencas geológicas; tienen millones de ciudadanos en el territorio del otro y sus dificultades se retroalimentan de tal forma que deben hacer el simulacro de buscar soluciones conjuntas.

Fue un evidente intento de reiniciar contactos que los propios anfitriones estadounidenses consideraron interrumpidos por el gobierno de Donald Trump.

Sorprendió por el grado de cortesía y hasta de amabilidad cuando algunos dentro, pero especialmente fuera del gobierno de AMLO, esperaban y quizá deseaban, roces y discusiones por temas como energía, migración, feminicidios, tráfico de armas y drogas. Sin embargo, no los hubo. Tanto que algunos partidarios del Presidente plantean la reunión casi como una gira triunfal.

Pero como fue, y aparentemente será la nueva norma, los problemas  serán tratados en "grupos de trabajo" hasta que se encuentren soluciones.

Queda la pregunta: ¿quiénes son los aliados del gobierno de México en sus necesarios intentos de influenciar las propuestas estadounidenses? 

Porque el despliegue de charm del presidente Biden en su recepción al mexicano, indica tanto lo mucho que necesita de su ayuda en el tema migratorio, como que es el principal, y único aliado, en sus tratos con los Estados Unidos.

En el sistema político estadounidense, el tener la simpatía de grupos legislativos, por ejemplo, no viene mal. O contar con el activismo de organismos no gubernamentales trae sus ventajas. El respaldo de las cámaras de Comercio o industriales también posee importancia. O por lo menos, el no enfrentar las objeciones de unos y otros.

Existen temas como el de migración donde hay grupos que son aliados naturales, pero son ambivalentes, no por su determinación en apoyar una solución al problema de los indocumentados en Estados Unidos, sino por el trato a los migrantes en México.

Esa actitud se extiende a cuestiones como medio ambiente o garantías a inversionistas.

Es cierto que hay millones de mexicanos y mexico-estadounidenses en el país vecino, pero no se puede contar con unanimidad de opiniones y no todos pueden presionar con los votos.

Bajo cualquier punto de vista, puede decirse que la participación de López Obrador en la cumbre norteamericana fue un desarrollo positivo y da razones para optimismo.

Pero le queda mucho camino por recorrer.

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS.
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM 
@CARRENOJOSE1

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