AIRE PARA PENSAR Y DEJAR PENSAR

A ti, te toca Dios

Gracias a Fer Broca, por compararnos con un piano. Es el pianista quien le saca el verdadero brillo y es la música la que enamora

OPINIÓN

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Paola Albarrán / Aire para pensar y dejar pensar / Opinión El Heraldo de México Créditos: Foto: Especial

Hay quien ve en un piano un objeto de lujo. Un piano es un objeto que no cumple su función hasta que haga música, hasta que es visto, hasta que con delicadeza y conocimiento es tocado, y entonces es capaz de hacer música.

Lo que un pianista ve en un piano es que lo escucha y conjuga lo que ve con lo que se puede llegar a escuchar, hace alquimia en los sentidos, y de solo verlo lo llena con aquellas partituras ilegibles para muchos. Una vez que salen a la luz, abrazan a todo aquel que lo percibe.

Y es que no sólo depende de la melodía, sino también de quien lo toca, es esta triada entre el piano, el arte y el pianista para que la magia suceda.

Lo mismo pasa con nosotros, tenemos lo mismo pero soñamos cada quien a lo que suena cada quien, y hay un pianista maestro que te sabe tocar a la perfección y darle armonía a tus notas. Es Dios quien te toca y con su espíritu tiene el poder de convertirte en una sinfonía extraordinaria, siempre y cuando dejas que Dios tenga un espacio para hacerlo.

Y sólo entonces, dejas de ser una mesa para sostener objetos y pasas a ser un humano con un valor precioso, porque el músico que toca el piano le saca provecho. Lo importante no es el piano, sino la música que salga de él.

Es lo que hacemos con la vida, no es la caja, no es el envoltorio, no es el piano… es lo que lo irradio y lo que emito es la música.

Es el eterno manantial de energía que brota a través de nosotros, y se alimenta con aquello con lo que resonamos para crear este eterno manantial; es el beso de tu hijo sin que se lo pidas, es tu comida favorita en un plato como a ti te gusta, es la llamada de un amigo cuando estás en el tráfico, es tu mamá que te hizo un favor cuando no lo pediste, es ese amanecer que te sorprendió como lo primero que viste al abrir el ojo, es la compañía de tu perro, son los libros, entender de algo que te apasiona, el arte por ejemplo, es la gente que te toca con una mirada, con un te veo, con decir estoy aquí, es que alguien crea en ti, es que algo te salga superbien… y disfrutarlo con confianza, con merecimiento, ese trago de agua fresca que permea y toca todas las teclas de tu piano, para nutrir la mejor de las sinfonías.

¿Qué realidad estás generando? ¿Qué estás irradiando? ¿Qué música estás tocando? ¿De qué están hechas las teclas? De una combinación de elementos, el piano es de cuerdas, se ven las teclas que están conectadas a las cuerdas, que nadie ve. Las cuerdas son tu intención, las intenciones con las que vives y cuando nosotros nos damos la oportunidad de irradiar.

Nuestra caja es la experiencia, y podemos hacer cosas grandes porque le damos buena utilidad, es que nuestra historia nos permite sonar como sólo podemos soñar cada quien.

Las imperfecciones hacen que sea único tu sonido.

Todos tenemos una canción que merece la pena ser escuchada. Se necesitan más melodías, más música y menos ruido. Acomódate por dentro para que resuenen por fuera, y hagamos de este mundo millones de sinfonías que valga la pena escuchar.

Y ustedes… ¿cómo suenan?

POR PAOLA ALBARRÁN

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