Además de fracasar en el manejo de la pandemia y cargar en sus hombros con la muerte de más de 280 mil mexicanos, el subsecretario Hugo López-Gatell también fracasó con la encomienda del Presidente para poner orden en la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris).En una acción que pasó casi inadvertida, el pasado 30 de septiembre, efectivos de la Secretaría de Marina tomaron el control de las oficinas de la Cofepris en la colonia Nápoles, de la CDMX. Ocurrió un año después de que Andrés Manuel designó a López-Gatell para terminar con todos los vicios en la Comisión.
La ocupación de la Marina, fue un tema que el subsecretario no tocó ni con el trinar de un tuit. Guardó silencio. El 20 de agosto de 2020, el propio López-Gatell anunció con bombo y platillo que la Cofepris, la Conadic y otras 11 oficinas quedarían bajo su responsabilidad.
Lo que buscaba el gobierno era un control mayor sobre la regulación y transparencia, pero también limpiar la corrupción en trámites sanitarios, desde la autorización de las vacunas contra el SARS-CoV-2, hasta productos milagro y placebos.
Desde aquel momento, se mantuvo al titular de la Cofepris, Alejandro Svarch; sin embargo, en noviembre de 2020, López-Gatell designó a América Orellana como Comisionada de Operación Sanitaria, en lugar de Elvira Espinosa, quien tenía varios años en el cargo. Sin embargo, dos días antes del operativo de la Marina, el pasado 28 de septiembre, con todo el dolor de su corazón anunció la llegada de Bertha Alcalde Luján, en lugar de su recomendada Orellana.
La nueva funcionaria fue impuesta por AMLO, en razón de los vínculos que tiene con una de las familias más cercanas a la 4T. Es hija de Bertha Luján, presidenta del Consejo Político de Morena, y de Arturo Alcalde, uno de los principales asesores del Presidente en materia laboral, además de que es hermana de la secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde.
Lo que quedó claro con este movimiento fue que el jefe del Ejecutivo necesitaba a alguien de su confianza, perfil que no cumplió la recomendada de López-Gatell, por razones hoy desconocidas.
Un mes antes de todo el operativo, el Presidente había anunciado que la joven abogada Bertha llegaría como coordinadora Jurídica de la Comisión, pero de último momento la metieron en el lugar de la protegida del subsecretario. Todo eso hizo pensar que López-Gatell tampoco está dando el ancho en el combate a la corrupción desde la Cofepris.
Si a eso le sumamos el pleito permanente del gobierno con importadores, la industria farmacéutica y algunos laboratorios, así como el tráfico de drogas sintéticas, como el fentanilo, vía medicamentos, hay mucho por hacer y, en un año, como ocurrió con la pandemia, el rock star del gabinete no ha dado una.
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NADA NUEVO. Más tardaron en anunciar la “súper” investigación de los Papeles de Pandora, que en ser minimizada por AMLO.No dijo mucho sobre la gente cercana involucrada en la supuesta evasión de impuestos en paraísos fiscales. Nada nuevo bajo el sol. Hace un par de meses, de la Secretaría de Gobernación llegó a su escritorio un grueso expediente que acusaba de varias cosas a uno de sus más cercanos colaboradores. No se tomó el tiempo ni para abrir el sobre que contenía el documento. Así como llegó, se lo entregó al funcionario involucrado. Le dijo que hiciera con él lo que quisiera.
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OSO. Gabriel Arturo Sánchez Salinas, jefe de la Unidad de Eventos del Senado, recibió tremendo jalón de orejas por el error que cometió con el nombre de Ifigenia Martínez, durante la ceremonia de entrega de la Medalla Belisario Domínguez. En un muro, con letras doradas, el acento en su primer apellido lo pusieron en la “a” y no en la “í”. Se podía leer: “Mártinez”.
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Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “Después de un fracaso, los planes mejor elaborados parecen absurdos".
POR ALFREDO GONZÁLEZ CASTRO
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