COLUMNA INVITADA

Nuestras vidas se están desperdiciando inútilmente

Alemania estudia reducir a “casi cero” viajes internacionales. Hospitales de España al límite

OPINIÓN

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Diego Alcalá Ponce / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

China recurre cada vez más a los “test anales” para detectar el COVID-19 en sujetos de riesgo y a los viajeros que llegan del extranjero, un método más fiable pero criticado por los internautas. El país ha logrado frenar en gran medida la epidemia desde principios de 2020 y solo se han registrado dos muertes desde mayo.

La medida también se está imponiendo a las personas en cuarentena obligatoria en los hoteles, incluidos los viajeros procedentes del extranjero. El “test rectal “aumenta la tasa de detección de personas infectadas” porque el coronavirus permanece más tiempo en el ano que en las vías respiratorias, declaró a la televisión pública CCTV el doctor Li Tongzeng del hospital You’an de Pekín. EL UNIVERSAL 27-01-21. Tal como lo hemos advertido, amable lector, se toman “medidas drásticas”, o nadie vivirá para contarlo. El tiempo corre.

Tal como ocurrió en Alemania y en casi todo el mundo, a raíz de la depresión económica de 1929, puede suceder ahora con esta galopante crisis pandémica provocada por el coronavirus. En Alemania, por ejemplo, el desempleo llegó a más de tres millones y en menos de dos años después se duplicó. Y como en muchos países, era el caos derivado de la pobreza y la miseria era latente.

Era tal la crisis socioeconómica y hasta política, que la gente sentía que su vida se estaba desperdiciando inútilmente al no contar con nada para sobrevivir. Amable lector: si tomamos a Alemania como referencia, es que esta crisis fue la oportunidad que Hitler esperaba, y aprovechó, para demostrar que él era el indicado para salvar al país de la catástrofe.

Llama la atención y preocupa que todavía no se estén tomando las medidas y precauciones necesarias para hacer frente a esta devastadora peste que está arrasando con la humanidad. No es posible que solo se esté enfocando toda la atención a las vacunas y haciendo a un lado la búsqueda del remedio para combatirlo, y si es posible, erradicarlo. Así como todas las farmacéuticas se
abocaron, más por el gran negocio, a buscar la vacuna, otro grupo de médicos, científicos, químicos, biólogos, etc., debería ya estar buscando ese ansiado medicamento. Alguien tiene que estar haciendo algo, tal como ya lo hemos señalado, así sea un remedio científico o casero el que ponga fin a esto. ¡Urge!

Pero, mientras se procura salir de este infierno, y dada la difícil situación socioeconómica que esta pandemia está provocando, preocupa que en nuestro país no se estén considerando programas de reactivación inmediata para cuando sea posible volver a la normalidad. De continuar como vamos, dentro de ´poco las consecuencias serán terribles para todos. De hecho, como ya lo hemos advertido, al irnos quedando sin empresas, sin trabajo, sin escuelas, etc., la convivencia se tornará caótica, tal como ocurrió en Alemania y en gran parte del mundo en ese entonces. Pero la gran diferencia de esa terrible época con lo que está ocurriendo ahora a nivel mundial, es que en ese entonces el problema solo era socioeconómico y político, lo que, a fin de cuentas, puede solucionarse. Lo grave y terrible de ahora, además de eso, es a que este grupo de jinetes apocalípticos, se suma un enemigo invisible; el COVID-19, que él solito está acabando con todo.

De ahí que, si no se actúa con visión y responsabilidad, la factura a pagar será muy alta. La delincuencia común y organizada sentarán sus reales-de hecho, ya lo están haciendo- y después no habrá poder humano, y mucho menos autoridad, que sea capaz de imponer el orden. No es exageración, amable lector, las primeras señales ya están a la vista. Por lo pronto, cientos de miles de familias mexicanas ya viven el calvario de haber perdido a uno, o varios de sus miembros; pero lo paradójico, y hasta irónico, es que esto está ocurriendo aun cuando se cuenta con los grandes adelantos de la medicina moderna y de todo un equipo de
médicos abocados a lo mismo. ¡Qué tragedia!

Pero, a fuer de ser sinceros, amable lector, la solución a este flagelo sanitario, socioeconómico y hasta político, ya no está en manos solo del gobierno, sino en las de todos. Ojalá estemos a tiempo. ¿Cuándo empezaremos?

POR DIEGO ALCALÁ PONCE
DIEGOALCALAPONCE@HOTMAIL.COM
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