COLUMNA INVITADA

Desde el sur: el fin de un ciclo

El Tiempo difícilmente tiene un carácter lineal, más bien es circular, como el de la Tierra alrededor del Sol

OPINIÓN

·
Georgina Trujillo/ Colaboradora/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Los humanos tenemos una necesidad intrínseca por ubicarnos en un aquí y un ahora. Nos concebimos dentro de un Tiempo al que le damos una dirección concreta, y hemos encontrado formas de establecer puntos de referencia que nos ayudan a saber si avanzamos o retrocedemos

A diferencia de lo que muchos creen, el Tiempo difícilmente tiene un carácter lineal, más bien dibuja un círculo, como el de la Tierra alrededor del Sol; al que denominamos año. Se trata de un ciclo: una espiral de espirales que se anteponen unas a otras, se encierran en sí mismas o se abren al mundo entero. Así podemos identificar pistas de nosotros mismos y nuestra naturaleza en eventos del pasado, saber si hemos cambiado o si hemos aprendido (pocas veces lo hacemos, o lo hacemos muy poco): nuestras experiencias como humanidad son una constante repetición en la Historia

Muchos están en el borde de este ciclo sintiendo que en realidad no se han movido un centímetro del lugar donde lo comenzaron, con propósitos aún esperando a ser cumplidos. Muchos sienten que retrocedieron. Otros tuvimos que aprender a decir adiós antes de lo esperado, cuando perdimos a un ser querido que nos dejó contemplando lo efímero que somos y las causas en la vida que en verdad son importantes

Seguimos parados frente a nuestros sueños. Emprender aquel negocio tuvo que esperar: el gimnasio, buscar un nuevo empleo, construir una casa, casarse o comenzar una familia. Nos pusimos en pausa, interrumpidos por el más pequeño de los organismos, un simple virus que sacó a relucir las fallas de nuestro modo de vida, la economía y el sistema social entero. 

Nuestro gobierno tan sólo es el reflejo de estas fallas y por tanto fue incapaz de anticiparse a la pandemia. Respondió con una negación, que dio paso a la inacción y a la falta de estrategias. Hoy, al final del año, permanece ofuscado en sus propias palabras, con toda la demagogia, radicalismo, contradicciones y profundas limitaciones que esto conlleva.

La petrificación es falta de visión, pero la resiliencia es catalizadora de cambio. Hoy los mexicanos necesitamos resiliencia más que nunca para inventar ideas, encontrar nuevas respuestas a viejas preguntas y levantar mejores fundamentos. 

Nos paramos al borde de un fin y de un inicio a la vez, pero en realidad no somos los mismos que hace un año. Hoy sabemos más, no tenemos vendas en los ojos. Con toda la pérdida que ha provocado un virus, también nos ha dejado ver que más allá de la apariencia de una transformación existen viejos fantasmas y vicios que debemos purgar de una vez por todas. 

Llegamos al final de este ciclo, pero cerrarlo depende de nosotros mismos. Con una economía en crisis, nuestra salud a merced de la incertidumbre y un gobierno radical de ideas pútridas, nos queda sólo la voz. Nuestra batalla entonces es por el poder de la palabra: máxima expresión de nuestra ciudadanía, democracia y libertad. 

Es mi columna número 59 y la última de este 2020. Entre todas las cosas que deseo agradecer está la posibilidad de mantener este espacio libre que hemos creado, desde donde seguiremos alimentando ideas e invitando a la reflexión. Con objetividad, rigor, pero sobre todo, con lealtad a la palabra.  

POR GINA TRUJILLO
COLABORADORA
@GINATRUJILLOZ