Rosario Robles hablará. Se siente sola, abandonada, en prisión. Su percepción es que la dejaron a su suerte y que nadie más que ella puede hacer algo para salir de la cárcel, donde se encuentra hace más de un año.
La extitular de Sedesol y Sedatu en el sexenio de Enrique Peña Nieto está diezmada en su salud física y lastimada emocionalmente. El encierro ha sido duro. El proceso judicial, desgastante. Está cansada. Apenas el sábado, Robles recibió, como suele hacerlo con frecuencia, la visita de su hija Mariana Moguel, en Santa Martha Acatitla. Ni siquiera en ese momento había decidido lo que el lunes por la tarde anunció su defensa: buscará acogerse al criterio de oportunidad para convertirse en “testigo colaborador”. Dirá cuanto sabe.
Ayer, otro de sus abogados, Sergio Arturo Ramírez, fue más allá: habló de a quiénes, por qué y cómo salpicará la exsecretaria.
Robles y su defensa no tienen duda de la “saña” en este caso; saben que la nueva acusación de la FGR por delincuencia organizada podría dejarla el resto de sus días en prisión. Sus abogados le insistieron hace meses tomar este nuevo camino, pero ella resistió, hasta que no aguantó más. Por eso decidió que “aportará todo lo que sabe” sobre el teje y maneje de la Estafa Maestra y la triangulación de dinero para financiar campañas del PRI.
¿A quién implicará Robles? Arriba de ella, jerárquica y políticamente, solo hay tres nombres: Peña Nieto, y los exsecretarios Luis Videgaray –“arquitecto” de la Estafa Maestra- y Miguel Ángel Osorio Chong –jefe político de la exfuncionaria-. A Osorio no lo tocará; Videgaray correrá suerte distinta. ¿Y Peña Nieto? Todos los caminos de este caso conducirían a él.
Hay otros nombres que aparecen en la periferia, en el entramado de la Estafa Maestra. El de su excolaborador Emilio Zebadúa o su hombre de confianza Ramón Sosamontes. ¿A quién de ellos mencionará y hasta dónde?
Robles está disminuida por el abandono de buena parte de sus excompañeros de gabinete, y dolida por la traición de quienes colaboraron con ella, como Zebadúa. La estrategia legal para librar la cárcel de quien fuera su Oficial Mayor, tanto en Sedesol como en Sedatu, sumada a la de Lozoya, le hicieron reconsiderar el rumbo de su defensa, y dar un viraje: a quien coopera y habla, le va bien; se salva de la cárcel. A quien calla, le cae todo el peso de la Ley. Rosario hablará. Dirá cuanto sabe sobre cómo se operaron recursos para financiar la campaña presidencial de 2018, así como las intermedias de 2015 y la del Edomex en 2017. En todos los señalamientos un nombre aparecerá: Luis Videgaray.
Además de los dichos, fuentes allegadas a ella aseguran tener pruebas para soportar cada palabra. Aunque se ha insistido en que no se salpicará al expresidente Peña, sería imposible desligar a Videgaray de su exjefe. ¿Se mandó solo?, ¿el expresidente no se enteraba de lo que hacía? Más allá de las palabras de Robles, todos los caminos llevan a él.
POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
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