MALOS MODOS

Por qué estamos como estamos

Estamos sometidos a un gobierno lleno de resentimiento que tiene como primera y más exacerbada vocación la de destruir todo aquello que se parezca al conocimiento técnico

OPINIÓN

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Créditos: Especial

Luego del arrasamiento de los fideicomisos, empezaron a multiplicarse los comentarios en este sentido: estamos sometidos a un gobierno lleno de resentimiento que tiene como primera y más exacerbada vocación la de destruir todo aquello que se parezca al conocimiento técnico, la sofisticación intelectual, la elevación artística, el análisis científico, y cualquier cosa que tenga números. Que por eso estamos como estamos, nos dicen. Que eso explica nuestro progresivo aislamiento del mundo, nuestra pobreza creciente, nuestro rechazo a la inteligencia. Nuestro bananerismo, como ya se atreve a llamarlo alguno.

Bueno, disiento fraternalmente.

O sea, claro que hay una vocación de mandarlo todo al carajo. Vaya que sí. Ya sé que hay un montón de papers de universidades gringas que nos explican que el populismo no existe, pero a ver: existe, es infame y definitivamente –porque es muy bueno para sobrevivir– sabe que vender agravio, agitar el resentimiento, es un buen negocio, no importa cuándo leas esto. Así que conforme: aquí hay una pulsión destructora a prueba de todo: Supremas Cortes, INEs, firmas en change.org… Lo que le echen.

Pero eso, por sí solo, no explica por qué estamos como estamos.

Para semejante desastre hace falta, también, que quienes gobiernan sean, por un lado, extraordinariamente ineptos para manejar los recursos, y, por el otro, extraordinariamente dispendiosos, en plan de nuevo rico en esteroides. Que les guste gastar en modo tiranía caribeña, pues: sin límites, en elefantes blancos grandotototes. En grandes obras a mayor gloria de.

Asimismo, hace falta una cuota de cinismo. De caradura. Que la vocación destructiva de los que ganaron esté acompañada por el espíritu trepa, acomodaticio, de los que decidieron acompañarlos a pesar de sus grados académicos y su conciencia bien informada de lo que vendría. Que se cuadren en la cámara de diputados, pues, y aprueben lo que haya que aprobar.

También, en menor medida pero no desdeñablemente, hace falta una cuota de acomodaticios. De “Ni los unos ni los otros”. De “No polarices con tu tuit”. Que es una forma de decir: “El autoritarismo tiene sus partes buenas”.

Como hacen falta los muchos (por supuesto que no todos) que, luego de votar y promover el voto por el “cambio” y de verse arrollados por ese cambio, caso por ejemplo de la gente que hace cine o de los científicos, mejor se callan, no sé si para evitar que la ola se les convierta en tsunami (ternuritas) o porque el ego manda y cómo aceptar que te equivocaste categóricamente.

No, no creo que las cosas sean tan sencillas: es mucho lo que tiene que conjugarse para armar semejante tiradero en tan poco tiempo. Y pues sí, se conjugó.

Luego vino virus, claro, pero digamos que encontró un terreno bien abonado. Se debe haber frotado las manos, el maldito.

POR JULIO PATÁN
COLABORADOR
@JULIOPATAN09