Rafael Caro Quintero, líder del cártel de Guadalajara y acusado de matar al agente de la DEA, Enrique "Kiki" Camarena, en 1985 volvió a la sala del tribunal de Brooklyn, en Nueva York, para enfrentar a la justicia estadounidense. La audiencia empezó a las 10:00 horas de México, al mediodía de la hora local, aunque estaba programada para más tarde.
El llamado "Narco de Narcos" tiene 90 días para saber si afrontará pena de muerte o no por el homicidio de Enrique Camarena, de acuerdo con el juez quien dio ese tiempo a los fiscales, en torno al caso.
El "narco de narcos" Rafael Caro Quintero, uno de los 29 narcotraficantes mexicanos recién entregados a Estados Unidos, se declaró "no culpable" de crimen organizado y tráfico de drogas, entre otros cargos, en su primera comparecencia ante la justicia estadounidense, el pasado 28 de febrero.

Caro Quintero se declaró "no culpable" en una sala abarrotada de agentes de la DEA, la agencia antidrogas estadounidense que lo acusa del homicidio de uno de sus hombres, Enrique "Kiki" Camarena, en 1985. "Después de 40 años, el hombre que asesinó al agente especial de la DEA Enrique Camarena está aquí para hacer frente a la justicia estadounidense", dijo la fiscal Saritha Komatireddy en la vista, durante la primera audiencia.
El acusado, que llegó a la sala del tribunal de Brooklyn esposado con las manos en la espalda y fuertemente custodiado, es "responsable de la muerte de muchos estadounidenses", directa e indirectamente, agregó.
Familia de Kiki Camarena acudió a primera audiencia de Caro Quintero
"Hoy es un día que hemos esperado durante mucho tiempo", dijo la familia Camarena en un comunicado del departamento de Justicia. "Aunque nada puede borrar el dolor ni traerlo de vuelta, hoy marca un paso hacia la justicia", agregó.

La entrega de Caro Quintero, creador del cártel de Guadalajara, precursor del actual cártel de Sinaloa, "demuestra la tenacidad de innumerables miembros del sistema de justicia penal que trabajan duro y arriesgan sus vidas para proteger a nuestras comunidades de los narcotraficantes, independientemente de dónde se encuentren", dijo el fiscal del tribunal, John Durham.
"Nunca se puede matar a un agente de la DEA (...), nunca se saldrá con la suya. Nunca permitiremos que eso ocurra, y nunca lo olvidaremos", advirtió.