La CNTE volvió a tomar las calles de la Ciudad de México en protestas que han inmovilizado a la ciudadanía: llegar a las terminales 1 y 2 del Aeropuerto Internacional se convirtió en una caminata de varios kilómetros y las calles y avenidas se transformaron en estacionamientos.
La ciudadanía quedó atrapada en una ciudad bloqueada mientras los maestros exigen la derogación de una reforma de 2007 al ISSSTE y el blindaje político a su estructura. Desde la presidencia, Claudia Sheinbaum Pardo reitera que ya retiró su propuesta de reforma, pero las manifestaciones se extienden en busca de garantías que trasciendan el sexenio.
Y la ciudadanía también se manifestó, pero esta vez en el espacio virtual.
Un análisis realizado por QM Estudios de Opinión en alianza con Heraldo Media Group entre el 20 y el 21 de marzo revela que esta movilización provocó una de las conversaciones sociales más intensas de los últimos meses. En solo 48 horas se identificaron 24,835 usuarios únicos activos, que generaron 38,377 menciones con un alcance superior a los 39 millones de personas en X y Facebook.
Ese análisis también reveló que 63% de las menciones tuvo un tono negativo hacia la CNTE, centrado no en el fondo de las demandas, sino en la forma de la protesta, considerando las acciones como un chantaje a la Ciudad de México.
La ciudadanía no rechaza la lucha por derechos laborales, sino el hecho de que una minoría organizada paralice aeropuertos, bloquee avenidas y obligue a trabajadores, estudiantes y familias a caminar más de 40 minutos para llegar a sus destinos.
El modelo de análisis semántico de Metrics detectó una narrativa dominante que giró en torno a conceptos como “caos”, “chantaje”, “abuso”, “rehenes” y “violencia”. También se identificó una concentración geográfica de la indignación: alcaldías como Venustiano Carranza, Gustavo A. Madero y Cuauhtémoc fueron las más afectadas, y al mismo tiempo, las que más generaron contenido de protesta en redes sociales.
La conversación mostró una ruptura clara con movilizaciones anteriores. En otras ocasiones, la CNTE lograba dividir opiniones. Esta vez, la condena fue transversal.
Incluso entre usuarios que tradicionalmente respaldaban causas sociales o laborales, hubo una expresión de hartazgo frente a las tácticas utilizadas.