Consciente del aumento en la migración, pero también del poder de la lectura, Enrique Díaz Alvarado escribió “El traslado. Narrativas contra la idiotez y la barbarie”, pues relata que descubrió que al intentar combatir todos los discursos xenófobos, racistas, abiertamente excluyentes, “no habíamos pensado lo suficiente el poder que tiene nuestra condición narrativa. Cada uno de nosotros es una historia y no solo eso, nos encanta escuchar otras historias. Y en ese sentido valoro mucho la imaginación, la lectura, creo que nos puede sensibilizar mucho más ante la situación, ante una crisis humanitaria, que muchos tratados”.
Es por ello que el libro usa el poder de la imaginación crítica, para entender el fenómeno de la migración, para conocer ciertas historias que atraviesan y conmueven “o sea literalmente nos mueven con otros destinos”. “Hay que ponernos en contacto con ciertas historias que nos permiten justamente brincar esas fronteras que nos quieren hacer”.
En entrevista con El Heraldo de México, Enrique Díaz Alvarado, escritor y profesor de la UNAM, habla sobre cómo plasma en su libro que “la intolerancia al extraño y a la indiferencia hacia los que nos rodean comparten la misma raíz: la incapacidad de ponerse en el lugar de otras personas”, por eso su visión de la imaginación crítica, para trasladarnos y sentir lo que viven las personas que salen de sus hogares, en busca de una mejor vida.
El libro fue publicado la primera vez en 2015, y reeditado a bolsillo en 2023. Comparte que “nació porque me preocupaba la condición de precariedad, de vulnerabilidad de tantas mujeres, hombres y niños que se ven forzados o necesitan cruzar una frontera, para buscar una vida menos mala” y que es un sentimiento agridulce pues le halaga que su libro siga vivo y se reedite, pero por otro lado “es agridulce porque quiere decir que la cuestión de la deshumanización, de la intolerancia, de la indiferencia siguen muy vigentes y van para más”.
Es por ello que tiene como fin “encontrar historias, ciertos testimonios que nos pongan en posibilidad de hacer frente a esos relatos tan esencialistas, tan agresivos, tan defensivos”.
Por eso busca que mientras no vengan otras cosas como el derecho a migrar, tratados internacionales que permitan la movilidad de una forma más ordenada, más segura, más digna, “mientras todo eso no está ocurriendo, creo que nosotros, desde la educación, tenemos que ser sensibles, afectarnos por esas vidas, porque entre otras cosas uno nunca sabe cuándo puede verse en esa situación”.
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