FUGA DE CEREBROS

Los rótulos de Sandra Cuevas: No a la alcaldesa clasista, sí al arte urbano

Bajo la idea de “ordenar y disciplinar” la imagen de la Alcaldía Cuauhtémoc, la alcaldesa eliminó los rótulos de negocios, despreciando el arte popular originario del Porfiriato, denotando clasismo y autoritarismo.

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Orden y disciplina no son arte, es acabar con la identidadCréditos: Especial

Sandra Cuevas, la alcaldesa de la alcaldía Cuauhtémoc, decidió pintar los rótulos de los diversos puestos y comercios para sustituirlos por la imagen de su gobierno; todo esto bajo la excusa de ser “un tema de orden y disciplina, para mejorar la imagen urbana”.

Esta medida, además de exhibir autoritarismo y clasismo de la alcaldesa, nos hace reflexionar sobre la importancia de la gráfica mexicana y el arte popular en el paisaje urbano.

En primera instancia es preocupante que la “estética o buen gusto” de cómo debería verse una ciudad recaiga en manos de la opinión de una sola persona. Es una visión autoritaria y una clara problemática de la formulación de políticas públicas.

Pero lo realmente preocupante, es el abierto desprecio por un arte y oficio que lleva existiendo en México mucho tiempo y que representa una parte fundamental de la identidad en el diseño gráfico, tipográfico y en las artes populares mexicanas. Y es que la identidad de una ciudad no es algo precisamente premeditado, sino que se va forjando con la misma evolución de ésta.

Todas y todos contribuimos a ello y al mismo tiempo, ella nos aporta en nuestra identidad personal. Tan sólo pensar en un día común de viaje en el metro con los sonidos de los vendedores ambulantes, o como los clásicos “tamales calientitos…” o “fierro viejo que venda…”, y los rótulos de las tortas gigantes que no son ajenos a nuestro día a día en la Ciudad de México. Son parte de quiénes somos como habitantes.

Pero ¿qué pasa cuando estos  sonidos, olores, sensaciones y gráficos del paisaje urbano son tachados de “mal gusto”? o, peor aún, son prohibidos.

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Sandra Cuevas: Orden y disciplina, la nueva forma de identidad en la CDMX

Ahí, nos enfrentamos a una imposición de una falsa identidad, una que no nos representa y con la que no nos identificamos. No representa a una colectividad ni es una verdadera muestra de expresión cultural, es, literalmente, la imposición de un deber ser imaginado desde el privilegio y el clasismo. No es una identidad que te represente a ti o a mí y a toda una comunidad; nuestra ciudad se vuelve un poquito menos nuestra.

Centrándonos en el tema de los rótulos, primero es necesario explicar su historia. Surgen durante el Porfiriato por la necesidad de diversos comercios de publicitar sus productos o servicios de manera práctica y original. El rótulo cuenta con cuatro elementos fundamentales: la letra, el color, el dibujo y el soporte.

Este arte popular centra su atención en el mensaje, los colores y las formas juntas en una misma composición. Este tipo de letra se conoce como “Gótica mexicana”, y dado que su origen se sitúa en el Virreinato mexicano, tiene influencias religiosas y de formalidad adaptadas a la publicidad.

El rotulismo no es un arte que surge de la nada. Si bien, los rotulistas o pintores de letras se enfocan más en los conocimientos teóricos que prácticos, su oficio, arte y grafía se han convertido en un fenómeno social que ha llenado de identidad visual a toda la ciudad.

Con el paso de los años esta técnica ha ido evolucionando con base en las necesidades, gustos, técnicas y hasta tendencias que la sociedad demanda, tanto del comerciante como de los clientes.

Por ello, por más de cien años, la Ciudad de México se ha visto adornada por ellos, volviéndose un ícono citadino lleno de tradición. Al respecto, en 2015 se fundó la Asociación Mexicana de Rotulación, cuyo objetivo es rescatar, visibilizar y compartir el rotulismo.

Es justo por esta tradición gráfica, aportación al paisaje urbano, símbolo de identidad chilanga, arte popular y todo lo que los rotulos engloban, que muchas personas no nos sentimos conformes con esta censura de las artes gráficas y la publicidad. De manera arbitraria, Sandra Cuevas intenta negar el pasado de la ciudad y su representación popular modificando nuestra propia identidad construída por generaciones.
 

Por Ana Caballero, diseñadora editorial especialista en tipografía. Contacto ana.lozcab@gmail.com