En tres décadas, las emisiones producidas por la ganadería en México crecieron 14.9 por ciento, al pasar de 95.4 millones a 110.2 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente.
Dicha actividad, en nuestro país, ocupa el tercer lugar de las que más emisiones de gases de efecto invernadero arrojan al ambiente, los cuales provocan el calentamiento global y el cambio climático.
Según la última versión del Inventario Nacional de Emisiones de Gases y Compuestos de Efecto Invernadero, publicada a principios de mes, las 110.2 millones de toneladas por la actividad pecuaria equivalen a 13.2 por ciento de las emisiones totales de 2019, que fueron 736.6 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente.
Esto la coloca sólo por debajo de la generación de energía eléctrica y el autotransporte, pero la ubica por encima del sector de procesos industriales y uso de productos (IPPU, por sus siglas en inglés).
El IPPU generó 73.7 millones de toneladas, es decir, 10 por ciento del total de emisiones. Agrupa actividades como producción de cemento, industria química, refrigeración y aire acondicionado, entre otros.
De las 110 millones de toneladas de emisiones generadas por la actividad pecuaria, 102.1 millones corresponden a metano, y eso la convierte, además, en la principal fuente de este gas en territorio nacional.
Las emisiones del ganado surgen de los procesos de digestión y manejo del excremento de los animales, además del impacto que deja deforestar para tener tierras de pastoreo.
La ganadería, principalmente de tipo industrial, va en expansión en el mundo, demanda mucha agua y provoca deforestación, sobre todo en América Latina. Es la actividad que ocupa más superficie de suelo, 30 por ciento, advirtió la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
ONU Medio Ambiente señaló en 2018 que la demanda de carne va a crecer 76 por ciento para 2050.
Indicó que el principal problema está en la forma de producir, y una de las medidas recomendadas es reducir el consumo frecuente de la carne, sobre todo de la producida de forma industrial, y buscar carne de pequeños productores de crianza orgánica que tiene menor impacto al ambiente.
CAR