FUGA DE CEREBROS

Indignante situación de los hospitales de México; ni una banca para sentarse

La pandemia nos obliga a tomar con urgencia la necesidad de dignificar los espacios fuera de nuestros hospitales, que hoy inhiben la salud y sana convivencia entre autoridades sanitarias, pacientes y transeúntes

NACIONAL

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Familiares de pacientes no tienen dónde esperar. Foto: EspecialCréditos: Especial

Desde antes de la pandemia por COVID-19, una escena común en México han sido las aglomeraciones de personas recargadas en rejas o muros, esperando afuera de uno de nuestros mil 396 hospitales públicos. Sentadas en el piso o en sus propias sillas portátiles, con sombras improvisadas y niñas y niños en el asfalto. Llegar ahí pudo ser un riesgo, cruzando alguna avenida llena de tráfico y altas velocidades.

Son escenas de un problema fácil de resolver, pero que al parecer, a pocas personas les interesa. Ahora en la pandemia no solo es indigno, sino peligroso. Esto es la antesala de una escena más complicada y más difícil de resolver: pasillos llenos, decisiones difíciles, papeleo, emociones, cansancio, enfermedades, sanaciones y muertes.

¿Por qué no construimos entornos hospitalarios dignos? Porque no pensamos en eso. Estas escenas reflejan cómo percibimos la inversión en salud pública: inmuebles amurallados nuevos con cuartos y camas. Lo de afuera y sus personas no importan, no existen.  

Al platicar con algunos médicos que atestiguan estas escenas a diario me responden con resignación que adentro hacen faltan muchísimas más cosas como para preocuparse por lo de afuera.

Junio 2019, afuera de la clínica 4 IMSS en Guadalupe Nuevo León (Foto del Autor)

Necesitamos que los despachos de arquitectura y oficinas gubernamentales imaginen e inviertan en interacciones más saludables entre el hospital y su entorno. Pasar del paradigma de la salud pública reactiva -donde curamos enfermos- a la salud pública proactiva, donde los espacios que construimos y las actividades que hacemos producen bienestar y salud.

Un ejemplo es la transformación del entorno del Hospital Popular de Panzhou, en una de las provincias de China con menor índice de desarrollo humano. Transformaron una calle congestionada y estacionamiento masivo en una estancia que apacigua el tránsito, presta servicios ambientales, de esparcimiento y descanso.

El objetivo del proyecto fue dar lo que necesitan las personas que esperan fuera de un hospital: un espacio cómodo, abierto y activo que disfrutan pacientes y personal médico, alejado del ruido y del polvo de la calle. Un entorno hospitalario hostil ahora es armónico y saludable.

Mind Studio publicadas en Arch Daily (2018)

Otra inspiración para imaginar interfaces saludables entre hospitales y su entorno viene de fuera del hospital Dr. Gómez Maza de Tuxtla Gutiérrez. Las personas construyen salas de estar con sus propias hamacas, bajo la sombra de las palmeras que les protegen del sol fulminante Tuxtleco. Ninguno de los cientos de millones de pesos destinados a terminar el inmueble en 2012 y a ponerlo en marcha en 2014 fue para una sola banca.

Podemos pensar que con tantas necesidades esto no es prioridad. En San Pedro Garza García instalar una banca metálica cuesta 11 mil pesos, plantar un árbol de seis metros de altura cuesta 4 mil y el metro cuadrado de banqueta 850 pesos. Si en el Gómez Maza alcanzó para muretes con marcas políticas sexenales inútiles y 150 cajones de estacionamiento, evidentemente alcanzaba para espacios dignos y saludables afuera de los hospitales.

Agosto 2017, fuera de la reja del Centro Médico Dr. Gómez Maza  en Tuxtla Gtz. (Google Street View)

Transformar estos espacios es prioridad en la pandemia para facilitar la sana distancia al aire libre, espacios de calma para quienes viven un duelo o una espera agonizante, para quienes necesitan un momento de paz después de darlo todo por curar. Al menos, para sentarse tranquilamente a esperar. 

Por: Diego Cuesy, maestro en Diseño Urbano y Ciencias Sociales y licenciado en Relaciones Internacionales con enfoque en política pública - @diegoemilio21