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Recorte al presupuesto del INAH pone en riesgo a 110 mil monumentos históricos en México

En el reciente Presupuesto de Egresos de la Federación para el 2021 se hicieron más recortes para Instituto Nacional de Antropología e Historia que pone en peligro el patrimonio cultural e histórico del país

NACIONAL

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Créditos: El Heraldo de México.

Hace unos días fue publicado el Presupuesto de Egresos de la Federación para el Ejercicio Fiscal 2021 (PEF 2021), en medio de una grave crisis de salud pública con más de un millón de casos oficiales de COVID-19 en México y en la antesala de una inminente crisis financiera mundial. Como se había anunciado, se hicieron varios recortes presupuestales que, junto a la desaparición de algunos fideicomisos, ponen en riesgo el patrimonio cultural mexicano.

Si bien la justificación para estos recortes es el reajuste que el Gobierno Federal ha implementado para hacer frente a la crisis financiera provocada por la pandemia, el caso del sector cultural es alarmante; en particular, el del subsector enfocado en la conservación, investigación y cuidado del patrimonio cultural encabezado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Debido a la falta de presupuesto, el INAH no ha podido restaurar los daños causados por los sismos de 2017. Créditos: David A. Torres (2017).

Llama la atención que según el PEF 2021, si bien la Secretaría de Cultura (SECULT) tendrá un aumento del tres por ciento en su presupuesto anual (467 millones de pesos), el INAH, que es de las instituciones culturales con mayor presencia a nivel nacional con 193 zonas arqueológicas abiertas al público, 162 museos y responsable directa de gran parte de nuestro patrimonio cultural con más de 110 mil monumentos históricos catalogados, enfrentará, por el contrario, un recorte de 98 millones de pesos. Pero este problema no es nuevo: es la cereza del pastel de una crisis financiera y operativa que arrastra el INAH desde antes de la creación de la SECULT en 2016 y que solamente ha sido amplificada por la pandemia.

Cabe recordar que también como consecuencia de la pandemia, el 23 de abril pasado se publicaron en el Diario Oficial de la Federación las medidas de austeridad establecidas por el Gobierno Federal en las que aplicaron un recorte del 75 por ciento al presupuesto operativo del INAH. Esta drástica reducción se sumó a la extinción de otros fideicomisos y fondos relevantes, como el FideINAH que en 2019 contaba con 601 millones de pesos, que también fueron eliminados por medio de otro decreto presidencial como respuesta a la crisis del COVID-19.

Por si fuera poco, a esto hay que agregarle que las medidas para reducir contagios de COVID-19 han afectado directamente los ingresos del instituto. Desde el pasado 23 de marzo, se cerraron zonas arqueológicas, museos y todo tipo de espacios culturales. Esto significa que los recursos autogenerados por el mismo INAH; es decir, los ingresos provenientes del pago de derechos y entradas a los sitios arqueológicos y museos ―que en 2019 rondaron los 800 millones de pesos― y que le han servido al instituto para salir a flote con el déficit presupuestario que arrastra, también se verán mermados cuando menos en un 35 por ciento, según el propio director del instituto.

Además, si bien semejantes recortes representarían una crisis para cualquier institución, el INAH arrastra un historial de recortes estructurales y presupuestales que al menos desde 2014 han socavado su capacidad operativa actual. Tan sólo en los últimos seis años, el instituto ha visto disminuido su presupuesto anual en trece por ciento, si se toma en cuenta el aumento en el Índice Nacional de Precios al Consumidor, con lo que el INAH percibe 458 millones de pesos menos de los que percibía en 2014.

Créditos: David A. Torres (2017)

Sin duda, al INAH le llueve sobre mojado y verá muy disminuida su capacidad operativa en 2021. Esperemos que no haya otro desastre que afecte severamente el patrimonio cultural como los sismos de 2017 que afectaron más de 2 mil 300 inmuebles históricos y que justamente, por falta de presupuesto el instituto no ha terminado de restaurar. Recordemos que el INAH es la carta fuerte de la SECULT para hacer frente a semejantes emergencias.

Por: David A. Torres, maestro en Riesgo, Desastres y Resiliencia y licenciado en Restauración de Bienes Culturales

@Davit00