HIDALGO

Convierten Estadio Akron en un búnker contra el COVID-19

De entrada, se montó un operativo en los alrededores del estadio por parte de las policías vial y del Estado de Jalisco

NACIONAL

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El operativo fuerte e inusual fue cortesía de personal de salud del Estado Foto: Especial

El último grito de gol de los aficionados de Chivas que retumbó en el estadio Akron ocurrió el 1 de marzo pasado, Fernando Beltrán sentenciaba el 2-0 ante León para darle el triunfo al Rebaño, después de eso llegó la pandemia a Jalisco.

Ninguno de los aficionados presentes ese día imaginaba en ese entonces que tendrían que pasar ocho meses para que de nueva cuenta la casa del Guadalajara recibiera a su afición, ni tampoco les pasaba por la mente las complejas condiciones que sortearían para ingresar al inmueble.

De entrada, se montó un operativo en los alrededores del estadio por parte de las policías vial y del Estado de Jalisco, en la que participaron más de 40 elementos de estas corporaciones, y otro tanto más de la municipal de Zapopan, nada extraordinario para un juego con aficionados.

El operativo fuerte e inusual fue cortesía de personal de salud del Estado, apostados en distintos frentes, unos dedicados a la aplicación de gel antibacterial, toma de temperatura y nivel de oxigenación en sangre con oxímetros, además de la revisión de cubrebocas de los cinco mil 800 aficionados, estos no deberían ser de tela, sino quirúrgicos o KN-95.

Otro grupo más se dedicó a las entrevistas de los “chivahermanos” sobre su historial de salud; más adelante otro pelotón estaba listo para la aplicación de pruebas rápidas, pero en conjunto, esto era sólo un frente.

Se encomendó la tarea a otro grupo de personas para la sanitización de gradas, pasillos y baños; otra tropa se dedicó al acomodo de aficionados al interior; otros estuvieron encargados del acomodo de autos, porque estos también guardaron sana distancia; se ocupó más personal para la vigilancia del protocolo de ingreso y permanencia en gradas.

Ya en el interior, los aficionados deberían de permanecer todo el tiempo en sus asientos, la venta de comida, refrescos y cerveza no se permitió; los baños estaban habilitados siguiendo una línea que indicaba el flujo de ida y vuelta.

Y es que lo que estaba en juego esa noche no sólo fue el clásico nacional, sino al ser una prueba piloto para la apertura de estadios en Jalisco, la atención estaba centrada en todo lo que ocurrió fuera de la cancha, pues hay otros equipos que están a la espera de abrir sus puertas, como Atlas y Leones Negros, en el estadio Jalisco; los Charros de Jalisco en la Liga Mexicana del Pacífico, cuya temporada está activa; además de los Astros y Gigantes en las ligas profesionales de baloncesto que hay en el país.

Todo este operativo que convirtió en un búnker al Akron, también se dio para aplacar al ojo crítico de quienes se opusieron a esta medida, a pesar de que en otras partes de México ya han asistido aficionados a los estadios, pero a ellos no se le dio la misma importancia.

Por: Ricardo Gómez