En un fallo que al parecer pondrá al fin punto final a un habitual y controvertido debate en Colombia acerca de qué se debe hacer con los llamados “hipopótamos de la cocaína” de Pablo Escobar, el Tribunal Administrativo de Cundinamarca ordenó la semana anterior erradicar esta población.
Esta decisión se presenta como un golpe certero a la problemática ambiental que ha azotado al Magdalena Medio antioqueño durante décadas y corresponderá al Gobierno nacional tomar medidas en un plazo no mayor a tres meses para erradicar a la prolífica población de hipopótamos, descendientes directos de los animales exóticos que el narcotraficante Pablo Escobar introdujo en su fastuosa Hacienda Nápoles.
Las opciones sobre la mesa son la caza de estos grandes mamíferos semiacuáticos, además de la esterilización masiva para evitar que estos animales continúen reproduciéndose.
La proliferación descontrolada de estos colosos africanos ha generado un grave desequilibrio en los ecosistemas locales, amenazando la supervivencia de especies nativas y alterando los hábitats naturales.
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Han afectado a especies nativas de la región
Activistas ambientales, quienes presentaron la demanda ante el tribunal, advirtieron sobre el impacto devastador de estos invasores, destacando los daños causados a nutrias, tortugas, manatíes y una gran variedad de flora y fauna.
El fallo judicial llega como respuesta a las denuncias de la comunidad, que ha sido testigo de cómo la presencia de los hipopótamos ha afectado sus medios de vida y la calidad ambiental de la región. La sentencia insta al Ministerio de Ambiente a implementar un plan de acción inmediato para controlar la reproducción de estos animales y buscar soluciones definitivas para su erradicación.
Se llegó a explorar la opción de que se mudarán a México
En el pasado, se han explorado diversas propuestas de solución al problema, como su reubicación en zoológicos públicos y privados; sin embargo, hasta ahora ninguna de estas propuestas ha prosperado, debido a las dificultades que plantean estos animales. Incluso se llegó a plantear la idea de reubicarlos en México.
La historia de los hipopótamos de Escobar ilustra cómo el capricho de un narcotraficante, quien buscaba crear un zoológico privado, ha dejado una huella imborrable en el medio ambiente colombiano, convirtiéndose en una bomba de tiempo ecológica que ha tardado décadas en detonar.
La decisión judicial representa un hito en la lucha por la conservación de la biodiversidad en Colombia y sienta un precedente importante para abordar otros casos de especies invasoras. Sin embargo, la implementación de la sentencia plantea desafíos logísticos y éticos que requerirán de una amplia coordinación entre autoridades ambientales, expertos y comunidades locales.