La noche del 7 de agosto de 2023 iniciaba como otra más en la vida de la joven Daniella Abreu, entonces de 23 años de edad, quien reside en una pequeña ciudad en las afueras de Miami, Florida.
Esa noche decidió dar un paseo por el vecindario con su perro Blu, un husky de gran tamaño, con quien suele salir a caminar. Sin embargo, la elección de la correa con la que llevaría a su mascota le cambiaría la vida.
Abreu tomó una correa retráctil rígida, en lugar de la opción flexible que usaba casi siempre, y salió confiada a disfrutar de su paseo por la pequeña localidad de Stuart, Florida, rodeada de bosques.
De pronto, Blu vio un conejo que atrajo su atención y, fiel a su instinto, se lanzó en su persecución, lo que tensó la correa que, al final, terminó cediendo. Lo dramático es que el otro extremo golpeó directamente en el ojo derecho de Daniella, causándole heridas irreparables.
Sangre, trauma y la pérdida de un ojo
Severamente herida y ensangrentada, Daniella volvió a la casa de sus papás, quienes se apresuraron a pedir ayuda médica. De inmediato, la trasladaron a un hospital a una hora de distancia, donde los galenos confirmaron los peores temores: había perdido completamente la visión en el ojo derecho.
“Había muchísima sangre. Pensaba que había perdido completamente mi ojo, así que mi modo de correr o morir se activó y corrí a casa. Entré gritando. Mi mamá me vio primero y caí en sus brazos, muy pálida. La cara de mi papá lucía aterrada”, recuerda Abreu en una entrevista ofrecida a la revista People.
Una lenta recuperación
Las malas noticias no dejaron de llegar en los días siguientes. Además de perder la visión en el ojo derecho, los doctores decidieron que tenían que extraer el globo ocular para evitar problemas futuros; a ello se sumaron las cirugías en la cuenca del ojo para intentar salvar esa parte de su rostro.
“Tuve que aprender todo de nuevo. Cuando tienes ambos ojos, sueles abrirlos al mismo tiempo. Pero mi ojo derecho estaba engrapado, así que tuve que aprender a abrir solo mi ojo izquierdo, pero estaba rígido y eso me causaba aún más dolor”, rememora.
Sin resentimientos
Mediante su cuenta de TikTok, Daniella Abreu cuenta los avances en las cuatro cirugías a las que se sometió después del accidente y cómo ha cambiado su vida. También intenta conectar con otras personas que han perdido un ojo y ayudarlos en su propio proceso de recuperación. Y, a pesar de haber sido coprotagonista en el momento de su accidente, no le guarda rencor a Blu.
“La gente me pregunta si estoy resentida con mi perro por lo que sucedió. Les contesto que de ninguna manera, de hecho eso nos hizo más cercanos. Él me apoyó en todo el proceso de recuperación”, detalla Abreu, quien se convirtió también en una activista contra el uso de correas retráctiles, como la que le hizo perder un ojo hace poco más de un año.
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