El presidente de Rusia, Vladímir Putin, se dirigió a la nación y prometió defender al país y a su población de la rebelión armada declarada por el propietario del contratista militar privado Grupo Wagner, Yevgeny Prigozhin.
Putin indicó que el motín suponía una amenaza mortal al estado y prometió medidas duras en respuesta.
"Todos los que prepararon la rebelión sufrirán un castigo inevitable. Las fuerzas armadas y otras agencias gubernamentales han recibido las órdenes necesarias", añadió el mandatario.
Sin referirse a Prigozhin directamente por su nombre, Putin calificó sus acciones como traición a la patria e instó a quienes se ven arrastrados a este crimen a no cometer un error fatal y trágico, único, y a tomar la única decisión correcta: dejar de participar en actos criminales.
Putin condenó la rebelión en un momento en que Rusia libra la batalla más dura por su futuro con su guerra en Ucrania.
"Toda la maquinaria militar, económica e informativa de Occidente está contra nosotros. Esta batalla, cuando se está decidiendo el futuro de nuestro pueblo, requiere la unificación de todas las fuerzas, unidad, consolidación y responsabilidad.
"Quienes tramaron y organizaron una rebelión armada, quienes se levantaron en armas contra sus camaradas en armas, traicionaron a Rusia. Y responderán por ello", dijo Putin.