A sus 20 años de edad, Margaret Howe Lovatt vivió un romance “muy precioso y gentil” con su “amante” Peter; sin embargo, aquella relación tenía una peculiaridad atípica, ya que la pareja de la mujer se trataba de un delfín, con quien tuvo “aventuras amorosas” cuando estuvieron juntos.
La inverosímil relación comenzó cuando Margaret y Peter se conocieron en el proyecto financiado por la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos (NASA), el cual tenía como objetivo conocer cuánto podían comunicarse los humanos con los delfines.
La idea era saber si algún día se podría usar dicho conocimiento para comenzar a “hablar” con extraterrestres de otros planetas, ya que los científicos encargados del proyecto, creían que el cerebro de los delfines al ser tan grandes como el de los humanos, ayudarían a desarrollar formas de comunicarse con ellos y por lo tanto abriría la puerta para hablar con otras especies fuera del planeta Tierra.
La primera parte del experimento se llevó a cabo en la Isla de Santo Tomás en el caribe, y fue dirigido por el neurocientífico John Lilly. En total, tres delfines participaron, entre ellos Peter, además de otras dos hembras llamadas Pamela y Sissy.
Así fue la historia de amor de la mujer y el delfín
Aunque Margaret trabajó con los tres delfines, fue con Peter con quien desarrolló más empatía y por lo tanto, ambos comenzaron a vivir juntos para crecer el vínculo de comunicación, así como el afectivo. Pero, como casi toda historia de amor, la mujer y el delfín se enamoraron entre sí.
Margaret y Peter solo vivieron seis días juntos, tiempo suficiente para desarrollar un vínculo que llegó hasta el contacto físico ya que “Peter estaba madurando sexualmente y era un poco travieso. Esa relación de tener que estar juntos se convirtió en disfrutar realmente de estar juntos, y querer estar juntos, y extrañarlo cuando él no estaba allí", dijo la mujer a la BBC.
Margaret aseguró que el delfín se “interesó mucho” en su anatomía, en especial de sus piernas y pasaba largos períodos de tiempo acurrucado entre ellas. Un artículo en la revista Hustler descubrió que Margaret daba “alivio sexual” a Peter, hecho que la mujer lo confirmó, según reveló Daily Star.
"Fue más fácil incorporar eso y dejar que sucediera. Fue muy precioso, fue muy suave", dijo Margaret Howe.
Cuando la NASA terminó el proyecto, Margaret y Peter se dejaron de ver. Tiempo después el delfín murió aparentemente con un suicidio al sumergirse y no emerger más a la superficie al quedar asfixiado, mientras que Margaret siguió con su vida; se casó con el fotógrafo de aquel proyecto con el que tuvo tres hijas.
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