La administración del presidente Joe Biden lanzó ayer un plan para hacer frente a la amenaza de violencia que representan los supremacistas blancos y las milicias, cinco meses después de que miembros de esos grupos se sumaron a un ataque mortal al Capitolio de Estados Unidos.
La Casa Blanca presentó un plan de 30 páginas para aumentar el intercambio de información entre los funcionarios federales y locales y las empresas de redes sociales, más recursos para identificar y perseguir las amenazas y nuevos elementos de disuasión para evitar que estadounidenses se unan a grupos peligrosos.
A principios de este año, el gobierno llevó a cabo una amplia evaluación sobre el terrorismo doméstico que calificó a los supremacistas blancos y a las milicias como las principales amenazas para la seguridad nacional.
La cuestión adquirió una nueva urgencia, tras el asalto del 6 de enero al Congreso por parte de partidarios del entonces presidente Donald Trump, que intentaban anular la victoria electoral de Biden.
En un discurso pronunciado ayer, el fiscal general de Estados Unidos, Merrick Garland, dijo que en los "próximos días y meses" convocaría a un grupo de trabajo interinstitucional dedicado a combatir el terrorismo doméstico.
Garland señaló que el ataque del 6 de enero, perpetrado por partidarios de Trump, había demostrado que los supremacistas blancos y los grupos de milicianos son la mayor amenaza para la seguridad interna del país.
PIDEN CIUDADANÍA
Los soñadores se concentraron ayer ante la Casa Blanca para exigir una vía para la ciudadanía y criticaron que sean utilizados "políticamente", cuando se cumple el noveno aniversario del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA).
Los jóvenes corearon sus tradicionales lemas "Sin papeles, sin miedo", "Esta es nuestra casa" y "Biden escucha, esta es nuestra lucha". Trump intentó acabar con este beneficio, pero el Tribunal Supremo calificó de "ilegal" su decisión y lo mantuvo.
Reuters y EFE
dza