FUGA DE CEREBROS

Joe Biden y AMLO: Los retos de la relación México – Estados Unidos

Con Joe Biden en la Casa Blanca existe una oportunidad única para reiniciar el diálogo de la integración y el diseño de una agenda común con México

MUNDO

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Relación bilateral México-Estados Unidos. Foto: Foreing PolicyCréditos: Especial

Con Joe Biden en la presidencia de Estados Unidos regresa la era de la razón, del orden y de la institucionalidad a la Casa Blanca. Desde enero, el gobierno del país vecino empezó un largo y difícil camino para restaurar su credibilidad y liderazgo con el resto del mundo. En el caso de la relación bilateral México-Estados Unidos, un buen primer acercamiento -virtual- entre los dos gobiernos promete una salida a la conversación unidimensional, personalista y de desconfianza que caracterizó a la administración de Trump con nuestro país.

Sin embargo, la realidad también trasciende las declaraciones públicas que se dan después de reuniones entre los representantes de estos países. El mensaje que se deja ver entre líneas es claro: México y Estados Unidos ya no pueden pensarse como vecinos distantes. Con la vuelta de la razón, deben también regresar los sentimientos, el diálogo franco y, aún más importante, regresar la ambición en ambos lados del Río Bravo.

Sentimientos para reconocer que los dos países tienen una historia compartida y un destino común. Diálogo franco para dar cuenta del daño irreparable que se hizo a nuestras comunidades, migrantes y ecosistemas en la frontera norte con el capricho del muro y lo insostenible de la situación en nuestra frontera sur y allende. Se necesita ambición para retomar una agenda de entendimiento mutuo y para retomar el diálogo de alto nivel en materia económica, ambiental, y de cooperación en seguridad.

En la era post T-MEC se necesita iniciativa para que México y Estados Unidos finalmente se conviertan en socios estratégicos, para superar pulsiones nacionalistas que nada aportan en ambos países y para cambiar el tono general de la conversación doméstica e internacional. La recuperación económica, la crisis sanitaria, los nuevos retos en materia de movilidad laboral, el manejo de recursos comunes y la necesidad de inversión en infraestructura y tecnología no van a resolverse de manera satisfactoria si no se desarrolla una estrategia conjunta entre ambos países; necesitan más puentes y menos muros -literales y figurativos-.

La nueva administración de Joe Biden ofrece oportunidades únicas para el acercamiento y el diseño de una agenda común. En Washington, tenemos un Presidente que ha visitado por lo menos cuatro veces nuestro país desde el gobierno de Obama, que no va a desviar la mirada cuando México quebrante compromisos adquiridos (léase París, T-MEC, etc.) y que está acompañado de funcionarios y congresistas que conocen de cerca las instituciones mexicanas y la importancia de nuestras cadenas de producción conjunta. En este sentido, Cancillería y Palacio Nacional deben corresponder y abordar la agenda bilateral con seriedad y mirando hacia el futuro.

En pleno 2021, hacer referencias a dictadores del decimonónico con la esperanza de pasar desapercibido y evitar el conflicto directo parecen un objetivo demás limitado en una “relación de iguales aunque con resultados asimétricos” (Luis Rubio). Si no se generan ninguno de los tres elementos antes mencionados, otros países vendrán y se aprovecharán de la coyuntura para mejorar sus perspectivas comerciales, de inversión, energéticas y de seguridad. México no vive en el vacío y el aislamiento sólo agravará nuestros problemas.

Regresó la razón a Washington y con ello la oportunidad para (re)trazar la agenda bilateral. Reiniciar el botón de la integración no será fácil y la agenda comercial ya no puede ser el único eje de la relación. Alan Bersin, Fellow del Woodrow Wilson Center lo resume muy bien: “Se necesita tanto la iniciativa del gobierno, como de la sociedad civil y de las empresas para construir instituciones y canales de comunicación que faciliten el desarrollo conjunto de nuestras sociedades. Hay que ir más allá de lo comercial.” Más de tres décadas de integración demuestran que juntos lo hacemos mejor y ejemplos como el manejo binacional del río Colorado o la reorientación de creación de cadenas de producción durante la pandemia son tan sólo dos ejemplos que lo demuestran (OBH).

Por: Diego Marroquín Bitar, Maestría en Políticas Públicas y Presidente de la Asociación de Estudiantes Mexicanos de Georgetown. Consultor para el Mexico Institute en el Woodrow Wilson Center -  @diegombtr

En memoria de Óscar Bitar Haddad