Jill y Joe Biden no comenzaron su amor desde que estaban en preparatoria, tal como en las películas románticas nos dicen que surge el amor verdadero, sino de una manera casual e incluso algo dolorosa pues Joe había perdido a su esposa e hija en un accidente y Jill se había divorciado del que creía era el gran amor de su vida.
Incluso que ellos estuvieran juntos no fue fácil pues ante las vueltas que el destino les había jugado, ambos tenían ciertas reticencias sobre el amor y cuando Joe le pedía matrimonio a Jill, ella prefería no hablar del tema o simplemente ignorarlo.
En su libro publicado en 2019, Where the Light Enters: Building a Family, Discovering Myself (Donde entra la luz: Construir una familia, descubrirme a mí misma), Jill cuenta que la primera vez que conoció a Joe fue gracias a una cita a ciegas que organizó el hermano del hoy presidente Estados Unidos en 1975.
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La relación avanzó paso por paso y unos cuantos años después de relación comenzaron a vivir juntos y fue entonces, cuando en un momento hogareño Joe Biden le pidió que fuera su esposa por primera vez:
"La primera vez que Joe me pidió matrimonio, dijo simplemente: 'Quiero que nos casemos'. No fue gran cosa, sólo una conversación cualquiera en un día cualquiera. Yo ya sabía lo que él sentía, así que no me pilló de sorpresa. También sabía que no podía decir que sí", cuenta Jill en el libro.
Después de este rechazo, vinieron algunos más para Joe y no porque Jill no lo amara sino porque sabía que la vida cambiaría de cierta forma cuando ambos fueran marido y mujer; sin embargo cupido logró su cometido y un día de 1977, cuando Joe iría a un viaje a Sudáfrica le dijo que sería la última vez que se lo pediría y si el "no" era la respuesta, la pareja se acabaría para siempre. Jill dijo que sí.
Este miércoles, a muchos años de distancia, el amor de ambos continúa y sin duda este cariño y respeto se verán reflejados en la familia que llega hoy a la Casa Blanca.