El 25 de mayo es el Día Mundial de la Tiroides, una ocasión para recordar los lazos existentes entre los pacientes y sus médicos tratantes, comenta la Dra. Nicole Iñiguez Ariza, tiroidóloga, endocrinóloga e internista del Centro Médico ABC. Esta fecha es una oportunidad para sensibilizar y concientizar a la población general sobre las personas que viven con enfermedades de este tipo y la importancia de tener una buena salud.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que a nivel global existen más de 750 millones de personas con algún tipo de enfermedad relacionada con esta glándula, lo que equivale al 10% de la población mundial; de ellos, 60% desconoce que la posee. Las mujeres tienen de 5 a 8 veces más probabilidad de padecerlas y se estima que una de cada 8 desarrollará un problema de este tipo durante su vida.
La tiroides es una glándula endocrina ubicada en el cuello, tiene forma de escudo o mariposa, y se encarga de producir hormonas: sustancias que van por la sangre y actúan en varias partes del cuerpo.
Éstas, están involucradas en regular el metabolismo (cómo usa el cuerpo la energía), incluyendo la temperatura corporal, la memoria, la frecuencia cardíaca, el tracto gastrointestinal, entre otros procesos orgánicos; indica la Dra. Íñiguez Ariza, la también investigadora en ciencias médicas del INCMNSZ. Debido a estos factores, es una de las glándulas endocrinas más importantes del cuerpo.
La glándula tiroides y sus efectos en el cuerpo
La glándula tiroides utiliza el yodo que consumimos en los alimentos para producir diferentes hormonas, siendo la tiroxina (T4) y la triyodotironina (T3) las principales. Sin embargo, la mayoría (80%) de la T3 se origina fuera de ésta y es responsable de la acción de las hormonas tiroideas sobre los tejidos del organismo. Otra que también produce es la calcitonina, involucrada en la regulación del calcio en el cuerpo.
Las hormonas tiroideas afectan varios órganos del cuerpo humano, por ejemplo: el corazón, el sistema nervioso central (cerebro), el sistema nervioso autónomo (sistema de nervios que regulan inconscientemente tareas como la frecuencia cardíaca y la respiración), el sistema óseo, el sistema gastrointestinal y el metabolismo.
A través de distintas funciones, desempeñan un papel vital en el organismo, aumentan la tasa metabólica basal favoreciendo el consumo de oxígeno y preservando la temperatura corporal. Estimulan el metabolismo de los carbohidratos y el anabolismo o formación de proteínas. Sin embargo, en concentraciones altas pueden causar el catabolismo o destrucción de proteínas.
Aunque las hormonas tiroideas no cambian la concentración de la glucosa en la sangre, pueden favorecer la liberación y producción de ésta por el hígado, así como su oxidación, esto es el uso del monosacárido como energía para el cuerpo; a su vez, favorece la acción de otras hormonas como las catecolaminas, un ejemplo es la adrenalina, que nos ayuda a escapar de situaciones de peligro.
También regulan la fuerza con la que el corazón se contrae, la velocidad del ritmo cardíaco y su gasto, la cantidad de sangre que bombea. Estas hormonas regulan, también, la concentración del colesterol en la sangre y estimulan los centros de la respiración, promoviendo la oxigenación.
Otra área en la que actúan es sobre los músculos, al favorecer el desarrollo de las fibras musculares capaces de producir contracciones rápidas y fuertes; influyen sobre el sistema nervioso.
En los niños, actúan junto con la hormona del crecimiento para promover el desarrollo óseo; afectan la maduración cerebral, por lo que resultan vitales durante los primeros meses de la gestación; periodo donde el bebé depende de la función tiroidea de la madre para lograr un desarrollo adecuado de su sistema nervioso, y, posteriormente, en los primeros años de vida también es relevante.
Mientras que en los adultos pueden incidir sobre el estado de ánimo, provocando irritabilidad, alteraciones de la memoria o menor velocidad de pensamiento en función a la cantidad de hormonas que tienen.
En términos generales, señala la Dra. Íñiguez Ariza, se podría decir que las hormonas tiroideas actúan en múltiples niveles en el organismo.
¿Qué son los trastornos de la glándula tiroides?
Por todo lo anterior, las alteraciones en la función tiroidea llegan a afectar la mayoría de los órganos del cuerpo, por lo que es importante la detección y tratamiento adecuado de las enfermedades generadas.
Esta glándula puede tener perturbaciones en su función o en su estructura por la aparición de nódulos o tumores; surgen cuando la glándula no produce hormonas en cantidades suficientes o cuando las produce en exceso.
Existen dos tipos principales de trastornos
Hipotiroidismo primario
El hipotiroidismo primario ocurre cuando la glándula no logra producir la cantidad necesaria de hormonas para satisfacer las necesidades del cuerpo. Esta deficiencia provoca que se ralentice el metabolismo basal, lo que quiere decir que la tasa, a la que el cuerpo utiliza la energía en reposo, disminuye.
La energía en reposo se utiliza para mantener funciones vitales como la respiración o la temperatura corporal.
Debido a que el yodo es indispensable para la formación de este tipo de hormonas, una deficiencia de yodo en la dieta puede provocar hipotiroidismo; la sal de mesa yodada con moderación es una buena opción para evitar esta situación.
Pero existen diferentes causas. Más allá de la deficiencia de este mineral, también puede presentarse la Tiroiditis de Hashimoto. Aquí, el sistema inmunológico ataca a la glándula tiroides y la lleva a una eventual disminución de la producción hormonal.
Otra causa es la ausencia de tiroides por resección quirúrgica o por origen congénito. Muchas veces, consecuencia de una inflamación ocasionada por una infección o una tiroiditis posparto o por haber recibido radioyodo.
Las personas que viven con esta enfermedad pueden presentar síntomas como ritmo cardíaco bajo, debilidad, cansancio, fatiga o aumento moderado de peso inexplicable. Una obesidad franca y marcada no es una característica.
Otros síntomas incluyen hinchazón en pies, manos o rostro, mayor sensibilidad al frío, caída de pelo, piel seca, estreñimiento, alteración del estado de ánimo como depresión, ciclos menstruales irregulares, dolor muscular, voz ronca, dificultad para concentrarse, crecimiento del tamaño de la tiroides, hipertensión, entre otros, comenta la Dra. Íñiguez Ariza.
Hipertiroidismo primario / Tirotoxicosis
En contraste con la primera enfermedad que presentamos, la tirotoxicosis es una condición en la que existe una concentración de hormonas superior a la normal. Lo cual puede ser causado por ejemplo, por una infección en la glándula que libera hormonas preformadas. También se puede originar por un aumento en la producción y secreción las mismas; a esta situación se le conoce como hipertiroidismo primario.
Su exceso en el cuerpo lleva a que las funciones metabólicas se aceleren.
También puede ser ocasionado por una enfermedad autoinmune que aumenta de manera descontrolada y persistente estas hormonas, y que se conoce como enfermedad de Graves.
Otra razón es la presencia de nódulos tiroideos, capaces de producir hormonas en exceso o del bocio multinodular tóxico, múltiples nódulos, de los cuales algunos producen en exceso.
La tiroiditis es una inflamación de la glándula que, en su fase inicial, produce la liberación excesiva de hormonas. Del mismo modo, demasiado yodo en la dieta o el uso de medicamentos que lo contienen, pueden ocasionar alteraciones sobre sujetos con enfermedad tiroidea subyacente no diagnosticada.
Una persona que tiene hipertiroidismo primario puede presentar síntomas como intolerancia al calor, pérdida inexplicable de peso, aumento del apetito, aumento de la sudoración, latidos rápidos o irregulares, hipertensión, fatiga, debilidad muscular, dificultad para dormir, menstruaciones irregulares, diarrea o mayor frecuencia en las deposiciones, agrandamiento de la glándula tiroides conocido como bocio, los ojos saltones, dolor ocular, ambos característicos de la enfermedad tiroidea ocular o thyroid eye disease (TED).
Otros síntomas pueden incluir hinchazón en la parte frontal de las piernas, temblor en manos, problemas de irritabilidad, ansiedad, nerviosismo, insomnio y osteoporosis.
Trastornos en la estructura de la glándula tiroides
Nódulos tiroideos y cáncer de tiroides
Los nódulos son sumamente frecuentes en la población general. Son una alteración en la estructura de la tiroides, como una bolita que aparece generalmente conforme aumenta la edad.
La gran mayoría son benignos y muchos de los éstos s solo se vigilan; pero algunos otros requieren una biopsia para descartar que sean malignos.
A nivel mundial, en los últimos años, ha habido un sobrediagnóstico de cáncer de tiroides. Para evitarlo basta con realizar un ultrasonido si en la palpación se encontró un nódulo o bien existe una historia familiar de cáncer de tiroides o existen factores de riesgo, como el hecho de haber estado expuesto a radiación durante la infancia. También, cuando haya nódulos tiroideos productores de hormonas o bocio multinodular.
Este tipo de enfermedad constituye el cáncer endocrino más común. Entre sus tipos se encuentra el carcinoma papilar de tiroides que es el más frecuente y que suele tener un excelente pronóstico por su baja agresividad.
Otros tipos de cánceres de tiroides son el carcinoma folicular, el oncocítico, el anaplásico, el medular de tiroides y el linfoma tiroideo. Cada tipo tiene sus propias características, pero suelen compartir síntomas y el más distintivo es un bulto o bolita en el cuello.
Aunque en raras ocasiones estos nódulos pueden mostrar un crecimiento rápido con dolor de oídos concomitante, dificultad para respirar o tragar, ronquera y cambios en la voz. Pueden aparecer también tumoraciones en el cuello, en la parte lateral, tratándose de ganglios linfáticos que no duelen cuando se tocan, en la mayoría de los casos.
El tratamiento y el pronóstico variará de acuerdo con el tipo y subtipo del cáncer, el tamaño del tumor al momento de su detección, la edad del paciente, entre otros aspectos.
¿Quiénes pueden presentar problemas de la glándula tiroides?
La Dra. Íñiguez Ariza señala que tanto las mujeres como los hombres de todas las edades pueden desarrollar algún tipo de irregularidad en la glándula tiroides, sin embargo, las mujeres suelen ser las más afectadas, debido a que son más propensas a enfermedades autoinmunes en sentido general. No es infrecuente que pacientes con otras enfermedades autoinmunes como diabetes tipo 1, lupus, artritis reumatoide o enfermedad de Sjogren, entre otras, estén predispuestos a padecer enfermedades tiroideas.
Los problemas de tiroides no se transmiten hereditariamente, pero existe una predisposición genética a padecer este tipo de enfermedades, de manera que si se cuenta con algún familiar en primer o segundo grado con algún padecimiento de este tipo, el riesgo es mayor, especialmente entre madres e hijas.
En el embarazo y en el posparto pueden ocurrir alteraciones en su función. La tiroiditis posparto es una entidad reconocida que amerita diagnóstico y tratamiento.
La exposición a la radiación, ya sea por tratamientos médicos como la radioterapia o por la exposición ambiental, aumentan el riesgo de desarrollar cáncer u otro tipo de enfermedades tiroideas.
¿Cómo se diagnostican las enfermedades de la glándula tiroides?
En caso de que una persona perciba uno o más de los síntomas referidos es importante asistir con un médico general de cabecera o con un especialista en medicina interna, quien podrá determinar si hay un posible problema.
Esto es importante porque muchos síntomas de alteración son inespecíficos como el cansancio, caída de pelo o insomnio; y pudieran deberse a otras enfermedades. Si el médico lo considera necesario, se podrá dirigir al paciente a un médico endocrinólogo, quien es el especialista en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades hormonales, incluyendo la glándula tiroides.
La Dra. Iñiguez Ariza indica que para estudiar a una persona de la que se sospecha, es fundamental realizar un interrogatorio dirigido y una exploración física completa y minuciosa. Con base en esto, se valorará la necesidad de realizar o no estudios de laboratorio y/o imagen.
Entre los estudios necesarios figuran la medición de las hormonas que regulan la función tiroidea (TSH) y de las hormonas tiroideas propiamente hablando (T4 y T3). Cuando se sospecha el origen autoinmune de la enfermedad es necesario medir los anticuerpos anti-tiroideos. Varios medicamentos y suplementos afectan su función, por lo que para poder realizar un diagnóstico adecuado el médico debe saber qué medicinas toma la persona.
Dependiendo de la historia clínica y el tiempo de evolución, pueden requerir la realización de estudios de imagen como ultrasonido tiroideo, gammagrama tiroideo o, en ocasiones, estudios de corte como la tomografía. La biopsia se reserva para nódulos grandes o para los que se sospecha que pudieran ser malignos.
La elección del tipo de prueba dependerá tanto de los síntomas del paciente como de lo que el médico vaya descubriendo durante la exploración física y la revisión de los estudios que solicite. El tratamiento dependerá del diagnóstico particular de cada paciente.
En el área de Especialidades en Medicina Interna del Centro Médico ABC se puede acceder a especialistas en endocrinología que cuentan con el conocimiento y las herramientas específicas para llegar a un diagnóstico, tratamiento y seguimiento de cualquier tipo de enfermedad tiroidea.
MMV