El divorcio es una de las consecuencias del conflicto entre los papás, representa la pérdida de la estabilidad familiar y emocional para los hijos. Ya sea que la separación sea de mutuo acuerdo y amistosa, también puede representar un gran shock si es violento o dañino para ellos.
Según un informe de la American Academy of Pediatrics con la separación y el divorcio los niños experimentan dolor emocional, pierden su estabilidad familiar y pueden sentir culpa. Algunas de las causas principales son el tipo de separación, la edad en la que los afecta y su personalidad, además de la falta de comunicación de los padres.
Es importante que el padre y la madre sean claros con ellos desde un principio, pues les brindarán la fortaleza y apoyo que necesitan para entender la situación. Un trato cordial también es beneficioso para evitar el shock emocional de perder a uno de sus padres. Es importante protegerlos y no usarlos como chantaje o para ponerlo en contra del padre o la madre.
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Consecuencias del divorcio en niños de padres separados
Una separación nunca es fácil, será dolorosa y tomará tiempo acostumbrarse a la ausencia de uno de los padres en el hogar, por ello es importante que no cambia la rutina o dinámica padre e hijo, pues eso les dará seguridad de que nada ha cambiado tras el divorcio.
El divorcio puede afectarlos mental, física, social, emocional y en la escuela, por ello es importante atender las señales para brindarles apoyo, terapia. Algunos síntomas pueden ser los siguientes:
- Sentir culpa
- Tristeza
- Ira
- Golpe emocional
- Agresividad
- Mal comportamiento
- Bajo rendimiento escolar
- Baja autoestima
- Problemas en sus relaciones sociales
La edad también es otro factor sobre cómo reaccionan ante el divorcio de los padres. Los bebés pueden ser más receptivos y pueden estar más irritables o llorar con frecuencia. Los niños de preescolar pueden tener ansiedad, estrés, hacerse en la cama, comportarse infantilmente, no comer, pesadillas o ser agresivos. Los pre y adolescentes, pueden tener problemas de autoestima, tener un comportamiento rebelde y no ser capaces de entablar relaciones afectivas o sociales.