Cuando la escritora Anaïs Nin declaró que los legendarios atardeceres que iluminan el puerto de Acapulco “parecen un bálsamo” capturó, en apenas tres palabras, su efecto seductor. Pero sabiendo que eso no era suficiente para describir el arrebatador espectáculo del ocaso, continuó: “entran en la sangre como una droga después de una inhalación del aroma de las flores, un atisbo de la bahía iridiscente como la seda, la puesta del sol como el interior de una concha, tanto como la carne de Venus”. Sí, así es el crepúsculo en Acapulco.
Recuerdo las palabras de Nin con la luz fulgurante del sol clavada en los párpados y la huella del café recién molido instalándose entre mi nariz y mi boca, obligándome a sonreír. El paisaje se asoma por la puerta, la habitación se llena del rumor de las olas y del viento; del canto de los pájaros, del aroma de la espuma del mar y del día que apenas comienza. Así nos reciben las mañanas en Acapulco, un oasis tropical lleno de vida.
Banyan Tree Cabo Marqués apapacha con un concepto de resort que se basa en una fusión entre la arquitectura del Pacífico mexicano y un toque oriental. Las lujosas villas, separadas entre sí por áreas de reserva natural, son diseñadas con exquisitez y refinamiento que nos transporta a un mundo de fantasía o a un soñado destino en la jungla de Tailandia.
Desde la hamaca que sobrevuela mi alberca privada, me hago partícipe del alma del hotel. Banyan Tree Cabo Marqués tiene una personalidad única, que encarna la época dorada de Acapulco y la reconocida hospitalidad asiática, todo a la vez.
El galardonado Banyan Tree Spa, al igual que el árbol sagrado del trópico en el que se inspiró su nombre, es un oasis de atmósfera íntima en el que el romance y la serenidad se mezclan con toques de sensualidad exótica. La renovación física y espiritual empieza en el momento que ponemos un pie en la puerta del spa. Sutiles esencias y aceites aromáticos nos envuelven como una suave brisa tropical.
Acapulco solía ser el centro de comercio que recibía al Galeón de Manila, navío cargado de tesoros como sedas, porcelanas, joyas y las tan preciadas especias que complementaban la cocina.
LA RIQUEZA DEL MAR
El restaurante Zibu rescata la historia que Acapulco tuvo en el aporte de las especias a la gastronomía mexicana y la lleva un paso más allá, creando nuevos platillos fusionados con ingredientes asiáticos traídos especialmente para confeccionar su menú y hacer memoria a toda aquella gente que contribuyó al intercambio de sabores de dos mundos que hoy se unen para crear uno solo, la cocina: Mex-Tai.
La comida Mex-Tai tiene el atrevimiento de mezclar lo picante, ácido, dulce, salado y amargo con resultados que sorprenden. Originario del puerto, el chef Eduardo Palazuelos – la mente brillante detrás de esta joya gastronómica – aprendió desde niño el arte de la cocina con la legendaria Susana, su madre.
Eduardo rescata el espíritu de esos intrépidos marinos que surcaban los mares para traernos estos grandes tesoros culinarios, las especias que llegaron a complementar la gastronomía mexicana.
Fusionando lo mejor de las tradiciones asiáticas y francesas, con maravillosos platillos de creación del chef Erik Nguyen, Tony’s Bistro está en evolución constante. Este hermoso restaurante tiene la mejor vista a la bahía. Un impactante mural, cuyos colores cambian y juegan con nuestra perspectiva.
Logrando a la exquisitez de tradicionales platillos, Erik ha experimentado con una cocina innovadora. Aquí el chef es un artista y nosotros los espectadores, el escenario está enmarcado por las luces de Acapulco y las estrellas. El atardecer de Anaïs Nin era sólo el comienzo.
NAVEGAR EL CIELO
Para los que buscamos un poco de aventura, Acapulco ofrece La tirolesa más larga del mundo sobre el mar. Xtasea es una impactante de cuatro carriles y mil 800 metros de pura emoción. Xtasea.mx.
ACAPULCO PARA DOS
Los atardeceres de Cabo marqués son imperdibles. Este 14 de febrero, a las 18:00 hrs. habrá una cena en La Nao, donde podrás recorrer el mundo con tu pareja a través de seis tiempos. banyantree.com.
TOMA EN CUENTA
- COVID-19. Guerrero está en semáforo rojo.
- Restaurantes dan servicio solo al 30% de su capacidad.
- Playas abiertas en un horario de 7:00 a 17:00 hrs.
- 22hrs es la hora en la que cierran los restaurantes. los bares no tienen servicio.
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