El llamado “Rey del Rock and Roll”, Elvis Presley ha vuelto a renacer con la llegada a la pantalla grande de la cinta biográfica estelarizada por el actor Austin Butler y con el apoyo de Tom Hanks en los roles principales, película que ha sido un éxito en las salas de cine de México en el pasado fin de semana y que ha devuelto el interés de la gente por conocer la historia sobre el cantante y algunos detalles interesantes sobre su vida.
Uno de esos episodios que forman parte del largometraje dirigido por Baz Luhrmann, es uno de los más geniales pasajes en la historia de la vida de Elvis Presley y también de la televisión mundial, sobre todo por la forma tan significativa en que el ídolo de las masas se volvió un fenómeno del espectáculo.
La carrera de Elvis Presley en 1968 estaba en una fase de espera, un periodo de tranquilidad luego de que regresó de su paso por el Ejército Norteamericano como parte de los equipos de entretenimiento de las fuerzas armadas, trato al que llegó su mánager, el famoso Coronel Parker, para aligerar las presiones sobre Elvis, luego de convertirse en un dolor de cabeza para las buenas conciencias en los Estados Unidos.
Esa decisión generó que Elvis Presley mantuviera un perfil bajo luego de su regreso a Estados Unidos, los shows en los que las contorsiones de cadera y la sensualidad en el escenario formaban parte de su habitual rutina, estaban perdidos, no había rastro del joven que cautivó con su sonrisa y espectacularidad al público.
El regreso del Rey
Hasta que llegó el año de 1968, en aquel año el Coronel Parker pensó en una forma de relanzar a su pupilo con un especial navideño, en el que tenía la intención de mostrar un lado por demás ridículo del ídolo del rock, cantando villancicos y con una producción majestuosa, todo un evento para la televisión.
Sin embargo, la rebeldía del ídolo de Memphis, fue determinante para hacer de esa fecha un momento épico e inolvidable, contrario a lo que dispuso su manejador, Elvis salió al escenario ataviado con un traje de cuero negro, pantalón ceñido, chamarra abierta en el pecho, cabello engominado, zapatos negros, una guitarra en mano y su personalidad explosiva.
El cantante entonces logró hacer lo que nadie había hecho hasta entonces, (salvo Los Beatles) en aquella época, conjuntar su personalidad arrolladora, sus mejores éxitos y a millones de personas en todo el mundo para ser testigos del regreso del “Rey del Rock”.
Elvis cantó sus mejores éxitos durante la velada, frente a un auditorio (foro) repleto de mujeres jóvenes, y para cerrar con broche de oro, ofreció una de sus mejores actuaciones, sólo él, con una escenografía en rojo y negro y ataviado con un impecable traje blanco para interpretar su éxito “If I Can Dream”.
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