Con más de 40 años de trayectoria, Bruce Willis ha participado en más de 70 películas, en las que ha destacado principalmente como una figura de acción. Sin embargo, el papel que lo puso en la cima del éxito fue Duro de Matar (Die Hard) en 1988, filme en el que sufrió un terrible accidente que estuvo a punto de poner fin a su carrera cinematográfica.
Aunque Willis ya era conocido en el medio por la serie Moonlighting, Duro de Matar (Die Hard) representaba un verdadero reto para el actor, porque implicaba la realización de escenas de acción diferentes, arriesgadas y se trataba de una súper producción, que, dicho sea de paso, tuvo muchos problemas durante su rodaje.
El director John McTiernan, quien en 1987 obtuvo reconocimiento en la industria por su trabajo den Depredador, junto a Arnold Schwarzenegger, tomó las riendas de este proyecto que contó con el presupuesto de 35 millones de dólares y que tuvo que hacerse a marchas forzadas, porque su estreno estaba previsto para la Navidad de 1988.
Mientras que Willis trabajaba en el día para la serie Moonlighting, por la noche llegaba al set de Duro de Matar (Die Hard), lo que mantenía ocupado y cansado al actor la mayor parte del tiempo, pero a pesar de ello hizo un gran esfuerzo por interpretar al inspector John McClane.
Previo al inicio de una de las escenas con explosiones y disparos, Willis accionó por error una de las armas al lado de su oreja, accidente que lo llevó a sufrir pérdida auditiva, además de que provocó el retraso en la producción.
Además, las personas que vivían alrededor del edificio en el que se rodaba Duro de Matar (Die Hard) se quejaron en diversas ocasiones, porque afirmaron que el ruido de las explosiones y los disparos no les permitían dormir.
Pese a todos los pronósticos, dificultades y accidentes den la producción, el equipo logró concluir las grabaciones, de las cuales tuvieron que improvisar muchas y otras más las tuvieron que arreglar en la edición. Aunque los errores de secuencia eran notorios, al público en general no le importó, porque la película se convirtió en un éxito al recaudar más de 141 millones de dólares, lo que garantizó la segunda entrega.
Fue hasta el 2019 cuando Bruce Willis habló de su accidente en el set y confesó que desde 1988 arrastra una lesión que se ha ido agravando, al grado de que debe usar un auricular para grabar y hablar, porque perdió dos tercios de su capacidad auditiva del lado izquierdo.
Aunque Willis bromeó que por eso muchas veces dice "what?" durante el rodaje de sus escenas, pero es algo que lamentablemente no puede evitar.
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