Jacqueline Bracamontes inició su carrera a inicios del nuevo siglo, cuando trabajó como modelo en Guadalajara y participando en algunos comerciales para televisión. Fue en el año 2000 cuando, con apenas 19 años, fue contactada por Lupita Jones para participar en el concurso Nuestra Belleza México, después de aparecer en la portada de una revista.
En una entrevista para el programa Roger González Presenta, la también actriz confesó que, cuando era pequeña, jugaba a ser Miss con sus primas, quienes también soñaban con representar a los lugares de los que eran originarias. En el caso de Jacky, la meta era ser Miss Guadalajara.
De Jalisco para el mundo
Lo que empezó con 8 años se hizo realidad cuando la conductora fue invitada a ser Nuestra Belleza Jalisco. La noticia impactó a su familia, misma que no estaba de acuerdo con la situación, pues son descritos por Jacqueline como personas muy conservadoras.
Como pretexto, la joven estudiante de ciencias de la comunicación les aseguró a sus padres que solo deseaba entrar al concurso para conocer más de cerca lo relacionado con su carrera y todo lo que implicaba la producción de un programa a nivel profesional. Ambos accedieron a que Jacky concursara, aunque no se esperaban los triunfos que llegaron después.
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Una vez ganado el concurso en Jalisco, Bracamontes tuvo que trasladarse a la Ciudad de México para entrar a Nuestra Belleza México y prepararse para concursar en el certamen internacional Miss Universo. Esto representó un reto para la actriz, pues las condiciones a las que se exponía en esa época, como salir en traje de baño en televisión nacional, le provocaban pena.
¿Qué retos enfrentó?
Ante el cuestionamiento respecto a la forma en la que comúnmente se piensa que operan los certámenes de belleza, Jacqueline aseguró que la persona que gana no solo debe tener un buen cuerpo o la más bonita, sino la que tiene mejores cualidades, situación que es considerada por los jueces. La presentadora confesó que, desde antes de participar en estos concursos, ella buscaba estar en equilibrio y cubrir todos los campos para desarrollarse como mejor persona, ya fuera con clases de pasarela o con clases de inglés.
Respecto a la preparación, fue la misma Jacky quien aseguró que a todas las concursantes se les obligó a seguir una dieta en la que les permitían consumir muy pocas cosas. Incluso, aseguró que tenía prohibido comer limón, pues le decían que esta fruta provocaba más hambre.
El régimen alimenticio al que estaba sometida era tal que comenzó a bajar rápidamente de peso, situación que le preocupaba. Al intentar hablar con las personas responsables de su dieta para solicitarles otro tipo de dieta, algo que le negaron, pues todas las concursantes debían someterse a la misma cantidad de alimentos bajos en grasa y en calorías.
Jacqueline recordó lo complicado de la situación y aseguró que es la época en la que más delgada ha estado en la vida, pues pesaba menos de 53 kilos que, en contraste con su 1.70 de estatura, eran la razón de que al modelar se pudieran observar sus costillas. A pesar de la situación, Bracamontes reiteró lo afortunada que fue de haber pertenecido a un proyecto que la catapultó a nivel internacional, literalmente y, aunque no ganó Miss Universo, se dijo agradecida por haber representado a México.
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