Artes

Luis García Montero recibe el premio Carlos Fuentes

En la ceremonia de premiación, el poeta español aseguró que los migrantes en Estados Unidos, cuya lengua materna es el castellano, son la octava maravilla del mundo

Luis García Montero recibe el premio Carlos Fuentes
Foto: Daniel Ojeda

"¿Cuándo es poético un  poema?", preguntó Silvia Lemus a Luis García Montero (Granada, 1958). Con sus 79 años, la viuda de Carlos Fuentes había llegado más de media hora tarde a la ceremonia de premiación del premio que lleva el nombre del escritor mexicano, pero en cuanto se anunció su presencia y tomó lugar en la mesa de la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes se rompió la solemnidad y se adueñó del acto.

"Cuando consigue, creo yo, no sólo hablar de uno sino llegar al lector y hablar de la condición humana... cuando el lector habita el poema", le respondió el homenajeado. Para entonces, Lemus había comenzado un interrogatorio:"-¿Te quedas en México un poco más?", volvió a cuestionar. "Me quedo hasta el día 30", dijo García Montero. "-Y dime, ¿tienes planes?, reviró la periodista. "Tengo algún plan, pero se puede romper en cualquier momento", remató.

Desde el panel, que compartió con el rector Leonardo Lomelí, la subdirectora de Cultura Marina Nuñez Bespalova y el escritor Elmer Mendoza, jurado del premio, Lemus reconoció a Uloy Urroz, director de la Cátedra Carlos Fuentes, pero también a Elena Poniatoswka: "Lo conocía muy bien desde joven, e incluso fueron amigos", gritó. Desde su lugar, la Pony respondió: "Bailaba muy mal", pero ella reviró: "Sí, sí, pero el tango lo bailaba muy bien" y contó cuando su marido no le concedió bailar con otra pareja, en el mismo Buenos Aires.

García Montero respondió como el poeta que es: después de recibir la escultura de Vicente Rojo (la última hecha por la mano del autor, recordó Núñez Bespalova) y el diploma que lo hace acreedor del Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria en el Idioma Español (dotado con 125 mil dólares estadounidenses) leyó un sentido discurso en el que dedicó el premio a la periodista Cristina Pacheco y lo compartió con su finada esposa, la escritora Almudena Grandes.

Sobre la palabra, el poeta y ensayista, director del Instituto Cervantes, desperdigó sabiduría: "Yo siento mi lengua y mi patria como la identidad que me permite hoy estar en un mundo compartido con otras identidades, otras maneras de sentir". Sobre la España franquista y la recepción mexicana del exilio no encontró silencio: "Cuándo yo era niño viví en un país menesteroso y autárquico, que se había separado del mundo para seguir creyéndose el dueño de un imperio".

Antes, en una conferencia de prensa, el poeta dijo: "Mi relación sentimental con México empezó muy pronto como estudiante debido al exilio español, ese golpe de Estado, esa dictadura que hizo que España se sintiera abandonada porque, con el acoso del nazismo y el fascismo, pues mucha gente prefirió mirar para otro lado, se estaba preparando la Segunda Guerra Mundial y había mucho miedo y se abandonó a España, y el país que mostró su solidaridad con España fue el México de Lázaro Cárdenas".

80 años después de ese exilio, de esa marcha, García Montero habló del español como de una fuerza y lanzó una sentencia: "Recordarle a Donald Trump que si los hispanos que han migrado de Latinoamérica a Estados Unidos unidos, desde Latinoamérica, o desde España, se reunieran entre ellos, aisladamente de Norteamérica, entre ellos ya conformarían la octava maravilla del mundo. Eso de que es una lengua de pobres se lo creerá él para crear demagogia".

PAL

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