Taboada ganó el tercer debate en la contienda por la jefatura de la capital del país. También el control de la contienda comunicativa en la capital. Muestra de ello han sido las “clarificaciones” no pedidas de Clara Brugada (aclaración no pedida, acusación manifiesta) sobre cómo aparentemente ella despunta en las encuestas…
Si Santiago Taboada gana la CDMX tendrá todos los elementos para buscar en 2030 ser la cara —al menos del panismo— para buscar de forma natural la candidatura a la Presidencia. Pero mismo, en el supuesto de que no resultara victorioso, lo que ha forjado este político en campaña es la imagen de una persona que escucha, que propone, que sabe rebatir y que no se deja amilanar por los “otros datos”. No sólo eso, sabe en qué momento tomar las cosas en serio y en qué momentos echar relajo. A lo que me refiero, no se ríe socarronamente de la tragedia ajena como su contrincante morenista.
En los tres debates demostró que conoce los temas que aquejan a la capital, también de qué pie cojean los de la 4t. Cuando le acusaron de formar parte del Cártel inmobiliario, le reviró a Clara Brugada señalando su casa de 300 pesos (por cierto, ella nunca presentó pruebas sobre lo que realmente había pagado).
Fue en este último debate, al tratar el tema de la seguridad, que se vio mayor diferencia entre él y Brugada. Ella aseguró que Iztapalapa es más segura que Benito Juárez, lo cual no pasa como cierto ni en broma. Entre otras razones, porque las 10 colonias más inseguras de la ciudad están en alcaldías gobernadas por la 4T y seis de ellas, en Iztapalapa (por cierto, Brugada vive en Benito Juárez, por algo será…).
Taboada es el tipo de figura que requiere la oposición, sobre todo el país. Quien ha trabajado en el servicio público, que ha dado buenos resultados, que puede entender las necesidades apremiantes de la población y que está dispuesto a trabajar con todos, uniendo esfuerzos entre los distintos grupos poblacionales.
Su propuesta de cobros por el servicio de transporte Metro es interesante: cobrar por tramo (distancia), como en otras partes del mundo, y no a todos los grupos poblacionales por igual (por ejemplo, no cobrar Metro para estudiantes, médicos y enfermeras). En otras palabras, justicia en el cobro; algo que no han hecho los autodenominados gobiernos “humanistas”. Eso sí es un cambio pensando en el bienestar de las personas.
Santiago ya logró que los morenistas de Cuajimalpa hicieran a un lado sus chalecos de la 4T y se unieran con él para buscar ganar el 2 de junio. Y es que Santiago representa un cambio de estafeta. Una nueva generación de políticos no sólo por su joven edad, sino por la amplitud de miras. Quizá, sin pensarlo ni buscarlo, la valía de ciertos políticos comienza a asomar.
Por Misael Zavala y Víctor Ortega
EEZ